Existen muchos exámenes de laboratorio y en medio de ese universo los parámetros de lectura más comunes de los resultados son cuantitativos (rangos con valores de referencia) y cualitativos (positivo o negativo).
Tania Casanova Rangel, directora médica del Laboratorio Médico Las Américas, explica que los parámetros de lectura cuantitativos fueron determinados por estudios poblacionales con personas sanas a las que se les aplicó la prueba para establecer los rangos. Los cualitativos, por estudios de investigación que indican cómo se presenta y manifiesta una enfermedad y a partir de ahí, crear la prueba.
El resultado cuantitativo es normal cuando no se sale del rango y el resultado cualitativo puede ser positivo (hallazgo anormal) o negativo (sin hallazgo anormal).
A veces una pequeña alteración en los resultados cuantitativos no significa que el paciente esté enfermo, según Germán Giraldo Gómez, médico urgentólogo de la Clínica Las Vegas, no solo se debe mirar el rango sino también la historia del paciente y el motivo de consulta para determinar si esa ligera variación es importante o no. “Hay que ver el conjunto del paciente, su contexto, porque no se tratan números, sino personas. Además, los resultados que se salen un poco del rango pueden derivarse de factores como la edad, el sexo, cambios estacionales y el lugar geográfico”.
Es así como el médico debe leer los resultados de los exámenes porque es quien ordena las pruebas y orienta el tratamiento. Germán Giraldo enfatiza en que “la indagación que hace el médico al paciente y el examen físico son el 70 % del diagnóstico y el 30 % restante corresponde a los exámenes de laboratorio”.
Luz Fanny Ocampo Duque, bacterióloga de calidad del laboratorio clínico del Hospital General de Medellín, anota que el estrés, ciertos medicamentos y hacer ejercicio, tomar licor o no ayunar antes de hacerse determinadas pruebas pueden alterar los resultados.
También indica que los márgenes de error varían según el equipo usado, la metodología y el tipo de examen. Para Tania Casanova “cuando el laboratorio vaya a adquirir la prueba, debe procurar escoger aquella en cuya ficha técnica el fabricante indique el menor porcentaje posible en su margen de error, idealmente inferior al 5 % y cada prueba debe ser validada previamente en el laboratorio antes de su implementación para verificar que se comporta como lo indica el fabricante”