Pasar horas enteras dándole vueltas a un mismo pensamiento y preocuparse por lo que no ha sucedido o por lo que ya pasó y no puede cambiarse es angustiante para algunas personas. Se llama ansiedad. Los especialistas explican que es la compañera moderna del ser humano y puede estar presente en el escenario laboral, de pareja y, en general, en distintas facetas de la vida.
Esta es una preocupación internacional que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en tan solo el primer año luego de la pandemia, la cantidad de personas que la padecen aumentó en un 25 %.
Si la ansiedad no es controlada en algún punto se puede volver insostenible para el que la padece y quienes lo rodean. Melisa Parra Muñoz, psicóloga de la Universidad CES, explica que hay emociones primarias y secundarias.
Las primarias son la tristeza, la felicidad, el miedo, el asco y el enojo, de las que aprendimos en la película de Disney, Intensamente. Son una respuesta a reacciones fisiológicas, comenta la psicóloga Laura Restrepo, frente a situaciones que se presentan en el entorno: tienen funciones básicas, generan sensaciones a partir de un estímulo y dura un tiempo determinado. Nadie, dice Restrepo, dura enojado por siempre.
La ansiedad no es así. Esta es denominada una emoción secundaria porque el ser humano la va desarrollando a medida que se enfrenta al mundo, pero hay un punto en el que puede pasar de ser algo llevadero a convertirse en un trastorno clínico que requiere ayuda de especialistas.
¿Emoción o trastorno?
Hay una gran diferencia entre sentir ansiedad y estar diagnosticado. Hay varios tipos de trastornos que se relacionan con la ansiedad y pueden ser el de ansiedad generalizado, presentar una fobia específica o ansiedad social.
María Mercedes Uribe, directora del programa de Psiquiatría de Uniremington, señala que existen incluso trastornos de la personalidad en los que la ansiedad es una de las emociones frecuentes como el trastorno obsesivo compulsivo, el evitativo (evita las relaciones interpersonales por miedo al rechazo y a la crítica) y el dependiente en el que el paciente se apega a las demás personas buscando la aprobación de los otros.
“La ansiedad es una emoción adaptativa que es responsable de preparar a las personas ante una situación de peligro inminente y desconocida, a diferencia del miedo que es una emoción por una amenaza externa que ya es conocida por la persona”, explica la psiquiatra Mercedes Uribe.
Se produce porque el sistema nervioso simpático libera la hormona cortisol que es la que produce estrés y los síntomas por un momento determinado, pero una vez disminuye ese peligro desconocido, la ansiedad se aleja de la persona. Eso es lo que se entiende como una emoción ansiosa.
Por ejemplo, si usted siente ansiedad por una reunión laboral en la que vendrá una persona muy importante, es natural que la sienta porque es algo desconocido, una situación en la que no ha estado. Ahora, si la ansiedad la siente en cualquier momento de su día y sin razón aparente, ya se estaría hablando de un trastorno de ansiedad, que es común, porque en el mundo, cada ocho personas padece algún trastorno mental, según datos de la OMS en 2022.
Los trastornos suelen durar largos períodos y causan malestar emocional y “cuando no las manejamos bien un diagnóstico clínico significativo”, dice la psicóloga Parra Muñoz. Puede alterar las relaciones sociales y el entorno laboral, y por eso, si no es controlada, afectar la relación con las actividades diarias como el trabajo.
Los expertos hacen un llamado a aprender a convivir con la ansiedad, a abrazarla. Hay que aceptarla porque se puede aprender a vivir con ella.
¿Y cómo, si es difícil?
La ansiedad es una emoción secundaria, de las más comunes en la actualidad. Hasta 2019 fueron 301 millones de personas las que la sufrían, de acuerdo con los datos de la OMS, y entre ellas, 58 millones eran niños y adolescentes.
Los psicólogos proponen mecanismos para aprender a llevarla. La psicóloga Parra da algunos consejos que disminuyen los síntomas que pueden ir desde taquicardia, sensación de vacío, náuseas, inquietud motora y conductas de comportamiento inusuales como aislarse o ser introvertido, cuando no lo es. También puede verse agotada porque mantenerse alerta y activo con pensamientos desgasta las baterías humanas.
Ella recomienda que se cree una red de apoyo con personas de confianza con las que se puedan compartir los pensamientos, porque en esa interacción se genera la hormona oxitocina que es la que hace que disminuya el estrés. Hacer deporte es otra manera de bajar la ansiedad y, por supuesto, asistir a terapia para hacerles control a las emociones constantemente. Incluso por prevención.
El Hospital Clínic Barcelona publicó otras recomendaciones. La primera es que se cree una rutina habitual para que la ansiedad “no gane terreno” y así la mente se esforzará por mantener sus actividades y no habrá situaciones que la desencadenen porque estará en un lugar seguro.
También tenga buenos hábitos de alimentación y sueño, porque de lo contrario puede producir irritabilidad o estrés. Una importante recomendación es evitar tomar exageradas tazas de café en el trabajo. Tampoco consuma licor o sustancias psicoactivas que le incrementen los síntomas.
Finalmente, si es una persona que tiene trastorno de ansiedad diagnosticado y toma medicamentos no los interrumpa sin primero evaluarlo con el especialista.
¿Cómo acompañar?
Si por el contrario usted es una persona que no tiene ansiedad, pero está rodeado de familia, amigos o parejas que tienen constantemente este sentimiento o un diagnóstico de un trastorno de ansiedad o tiene fobias específicas, es imprescindible que recuerde no invalidar sus emociones. Lo que para usted no puede significar nada, para ellos es todo, así que solo dedíquese a escucharlos.
Otro elemento importante es no hacer juicios sobre sus pensamientos porque pueden llegar a sentirse incomprendidos y esto hace que aumenten los síntomas. Además de senirse invalidadas, estarán tristes, aburridas y solas.
“Comentarios como te asustas por todo y vives en una película mental impide que las personas con ansiedad compartan lo que sienten o incluso que busquen ayuda porque creen que no es nada por lo que están atravesando”, explica la psicóloga Parra.
Si bien alguien que la padezca tiende a sentirse agotado por pensar tanto, también le puede gustar hacer otras actividades, por esto no se olvide invitarla a planes como hacer ejercicio, una caminata al aire libre y siempre demuéstrele cuánto la ama y la aprecia. Esto ayudará significativamente a que los síntomas ansiosos disminuyan y además se sientan apoyados.
Si siente que en su vida no puede cargar más con esta emoción, la recomendación es visitar al médico porque los trastornos mentales pueden paralizar la vida. También se pueden presentar ataques de pánico.
Recuerde que eso no lo define como persona. Tener ansiedad hace parte de ser y sentirse humano y no define su capacidad de afrontar la vida en todas sus facetas.
