La premisa básica de un coro es que la voz es un instrumento más. No solo uno que cargamos siempre con nosotros y que usamos para comunicarnos, sino que es capaz de hacer un sinnúmero de sonidos y tonos diferentes.
Un coro es un grupo de personas que canta, es decir, que usa ese instrumento propio, su voz, para hacer música. “Algunas manifestaciones contemporáneas incluyen percusión menor o corporal, pero en teoría se usa solo la voz humana”, explica Daniel Urrego Martínez, director de coros.
“Es importante”, añade, “diferenciar un coro de un ensamble: el ensamble es una manifestación coral, donde cada persona tiene un estilo propio, individual y colectivo. Como una agrupación de solistas”.
Los coros, que comienzan desde las dos voces y no tienen un máximo definido, se clasifican con base en las características propias de la voz de sus integrantes: si son masculinas o femeninas, y en qué edad se encuentran, es decir, si la voz les ha cambiado o no.
Con esto en mente, acuña Urrego, es que puede hablarse de coros infantiles, infantiles-juveniles, de voces iguales (femeninas o masculinas), mixtos (femeninas y masculinas), y ensambles vocales.
Este año el Festival Coral de Medellín José María Bravo Márquez, que recién comienza y llega a su versión número 15, tendrá tanto coros de niños como femeninos y mixtos.
“En otras ocasiones hemos tenido masculinos, pero este año quisimos darles protagonismo a las mujeres, sobre todo a las directoras”, dice Jorge Hernán Arango, director de la Corporación Ensamble Vocal de Medellín, que organiza el evento.