Una colaboración internacional de 118 científicos estudió 32 especies de monos y 15 de lémures, en 68 lugares de América y Madagascar, a través de 150.000 horas de datos para identificar rasgos en estas especies típicamente arborícolas que se asocian a un mayor tiempo de permanencia en el suelo.
El equipo estima que los efectos antropogénicos actuales pueden producir condiciones análogas a las de transiciones evolutivas pasadas, lo que podría llevar a los primates predominantemente arborícolas a utilizar cada vez más los hábitats terrestres.
Aunque las especies examinadas pasaron una media de sólo el 2,5% de su tiempo cada mes en el suelo, el análisis identificó variaciones tanto entre las especies como dentro de ellas.
Los primates que consumen menos fruta y viven en grupos sociales grandes son más propensos a descender al suelo, unos rasgos que consideran como una potencial “preadaptación” a la terrestrialidad.
Los que viven en entornos más calurosos y con menos cobertura de copas eran más propensos a adaptarse a estos cambios cambiando hacia un uso más extensivo del suelo.
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A medida que la crisis climática empeora y los hábitats arbóreos disminuyen, el estudio sugiere que los primates que consumen una dieta más generalizada y viven en grupos más grandes pueden adaptarse más fácilmente a un estilo de vida terrestre.
Es posible que pasar más tiempo en el suelo pueda amortiguar, para algunos primates, los efectos de la degradación de los bosques y el cambio climático.
Sin embargo, para las especies menos adaptables “serán necesarias estrategias de conservación rápidas y eficaces para garantizar su supervivencia”, dijo uno de los autores de la investigación Timothy Eppey de la asociación San Diego Zoo Wildlife Alliance (EE.UU).
Las poblaciones de primates más cercanas a las infraestructuras humanas son, por su parte, menos propensas a descender al suelo.
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Este hallazgo puede sugerir, según Luca Santini de la Universidad de la Sapienza de Roma, que la presencia humana, que “suele ser una amenaza para los primates, puede interferir en la adaptabilidad natural de las especies al cambio global.”
La transición de un estilo de vida arborícola a uno terrestre ya se produjo anteriormente en la evolución de los primates, pero los rápidos cambios actuales suponen una grave amenaza, señala el estudio.
El ritmo actual de deforestación y la emergencia climática “pone en peligro a la mayoría de las especies de primates”, afirmó Giuseppe Donati, de la Universidad Oxford Brookes (Reino Unido) y también autor del estudio.