Beyoncé es la abeja reina, mantiene su colonia unida. La famosa Queen Bee del entretenimiento tiene una legión de seguidores en todo el mundo, quienes a pesar de los ratos de silencio, pasó tres meses sin decir nada en redes sociales, la siguen, la esperan y la hacen viral cuando reaparece.
A finales de julio lanzó su disco Renaissance, su séptimo álbum de estudio y uno nuevo como solista, desde el recordado Lemonade en 2016.
Inmediatamente se pudo escuchar se convirtió en el álbum de una artista femenina con más streams en un solo día en lo que va de 2022 en la plataforma Spotify y encabezó las listas del mundo, llegó al número 1 en los Estados Unidos en el Billboard Top 200 como el debut más grande del año de una mujer.
Eso no es todo: es su séptimo debut número uno en la lista de álbumes de este conteo, siendo la única mujer en tener todos sus discos debutando en el primer lugar y la estrella que Rolling Stone recientemente nombró como “la mejor artista en vida del mundo”.
Todo esto bajo una estrategia en la que no expone nada de su vida, más allá de lo laboral, en redes sociales, y mantiene viva un aura de misterio tan compleja de sostener en un mundo inundado de inmediatez, exposición e infoxicación (sobrecarga informativa). De paso no sigue a nadie en sus cuentas de Instagram ni en Tik Tok, que recién abrió como Beyoncé. En Twitter solo sigue a nueve personas entre quienes están sus excompañeras de Destiny’s Child, Mariah Carey y su hermana Solange.
Beyoncé ni hace parte de la generación del scroll, aquella que lee y lee y permanece horas en redes sociales y mucho menos se preocupa por generar contenido a diario, pues puede pasar meses sin un post nuevo. Y ella no es la única, Adele, Eminem, Radiohead y Billie Eilish son estrellas que solo usan sus cuentas de Instagram de vez en cuando y sobre todo para mostrar su trabajo, no interactúan con nadie. Hay otros como Brad Pitt o Jennifer Lawrence que ni siquiera tienen cuenta, y la verdad, no la necesitan: su fama va más allá de contar algo en una foto.
Para Omar Mauricio Velásquez, profesor del área de Creación en la Facultad de Comunicación Social de la Universidad Eafit, que haya estrellas sin redes sociales se da porque “básicamente no las requieren, son marcas tan impresionantemente sólidas que no les hace falta, pero, sobre todo se da por razones y argumentos que tienen que ver con ese respecto a lo que significa el límite entre la intimidad y la privacidad”.
Justamente Beyoncé le dijo a la revista Harper’s Bazaar en una entrevista el año pasado: “A lo largo de mi carrera he procurado establecer límites entre mi imagen laboral y mi vida personal (...). En este negocio, gran parte de tu vida no te pertenece a menos que luches por ella, así que he luchado para proteger mi cordura y mi privacidad porque mi calidad de vida depende de ello. Gran parte de lo que soy está reservado a las personas que quiero y en las que confío. Los que no me conocen podrían interpretarlo como que soy esquiva, pero la razón por la que esas personas no ven ciertas cosas de mí es porque mi trasero de Virgo no quiere que las vean... ¡No es porque no existan!”.
Para Velásquez es claro que hay celebridades que tienen una trayectoria tan amplia que no necesitan de la constante interacción.
Lo mismo piensa Juan Carlos Monroy Osorio, profesor del departamento de marketing e innovación de la Universidad Eafit. “Es bueno dejar como reflexión que estas personalidades gozan de un reconocimiento importante, y que su actividad económica no necesariamente depende de su grado de exposición”.
¿Miedo o protección?
Los especialistas consultados afirman que hay un mensaje muy claro que tiene que ver con el cuidado de la intimidad. El profesor Monroy considera que el mensaje que dejan estas estrellas que, o no usan redes o las usan para lo estrictamente profesional, sin seguir a nadie o interactuar en las mismas, es más sobre la necesidad de no cruzar los límites de la privacidad si se tiene una estrategia clara.
Velásquez agrega que tiene que ver también con la vanidad, el miedo a ser juzgados y ante todo el cuidado que, de uno u otro modo, se adquiere cuando se prefiere no estar en una querella particular.
Pero en general, las diferentes personalidades, artistas, intelectuales, entre muchos otros, que no se encuentran en los medios sociales poseen dos características: la valoración de la privacidad y una exposición a los medios desde otros canales. “El hecho que no tengan un perfil propio no significa que su presencia no se encuentre en las redes sociales”.
Es lo que en marketing se llama “canales propios y canales ganados”. Los propios, explica el profesor Monroy, son aquellos que son controlados por la marca (en este caso, las personas), como los perfiles propios y sitios web oficiales. Los ganados, son aquellos donde la marca, las personas, tienen presencia, pero no son controlados por los mismos, es orgánico: ahí entran los perfiles que los seguidores crean para compartir contenido sobre su estrella favorita, “pero es administrada por otro sin relación alguna”.
Es fácil que usted entre a Instagram a buscar la cuenta de Brad Pitt y no la encuentre porque no tiene, pero le aparezcan cerca de 50 creadas por fanáticos.
¿Ser exitosos sin redes?
Velásquez precisa que hoy no es posible crear un movimiento, un fandom, alrededor de un artista nuevo, que a su vez sea marca, sin el uso de las redes sociales. Eso que hacen Eminem o Beyoncé no es posible en un artista nuevo. Lo que ellos han logrado es un capital de seguidores tan grande (conseguido gracias a medios o canales como por ejempñlo MTV que permitían la amplificación y la réplica para capitalizar seguidores) que se desmarcan fácilmente y sin problema de las redes sociales —que al final solo usan como plataformas de lanzamiento— y siguen siendo exitosos.
Y agrega el profesor Velásquez que lo que antes hacía MTV quizá lo hagan hoy los portales especializados que permiten el acercamiento a los ídolos, pero más allá de los medios lo que genera el éxito es esa multitud que conversa, “es una era de multitudes, los nuevos artistas necesitan la conversación entre fanáticos”.
Sobre la protección de la privacidad hay que añadir ejemplos de otras estrellas como Madonna que cruzan esa línea a propósito para buscar destacarse, ser relevantes. “Artistas transgresores a las normas y moral actual, encuentran en estas plataformas un eco importante de su mensaje. Muchos que no usan sus medios sociales más allá de lo profesional, tal vez posean un perfil conservador (elegante diría yo), que separe su trabajo de su vida, y que busque un equilibrio diferente a los que se exponen constantemente frente a su audiencia”.
Es, para los estudiosos en el tema, la lógica de que lo que se quiere comunicar no siempre está muy al alcance de qué es lo que yo quiero que el otro perciba de mí, y en ese juego habrá artistas que participen activamente y lo sepan manejar (a pesar de tener gente u opiniones en contra); otros que lo hagan a medias, sin involucrarse demasiado, como Beyoncé, y quienes definitivamente no quieren exponerse, como Brad Pitt .
Otras estrellas que no gastan tiempo en Instagram
Taylor Swift
La joven cantante norteamericana suma en su cuenta de Instagram @taylorswift más de 222 millones de seguidores y no sigue a nadie. Usa esta red para promocionar su música, una que otra vez comparte imágenes de su gato y puede pasar hasta tres meses sin publicar nada. A la fecha tiene 536 post.
Romeo Santos
El interprete de bachata acumula ya 19 millones de seguidores en @romeosantos. Solo tiene 17 publicaciones a la fecha y su publicación más reciente la hizo el pasado 21 de julio, día de su cumpleaños para agradecier los buenos deseos que recibió de sus seguidores.
Billie Eilish
La joven ganadora de siete premios Grammy tiene en su cuenta de Instagram @billieeilish una legión de 105 millones de seguidores y tampoco sigue a nadie.
La diferencia con los anteriores es que sí postea más de su vida personal y comparte su música, imágenes backstage, bastantes selfies. Acumula 695 post.
