La pizza más antigua similar a la que conocemos hoy en día se inventó en el sur de Italia hace más de 2.000 años, en los barrios más humildes de Nápoles, donde las familias preparaban una especie de pan recién sacado del fogón de leña a principios del siglo XVI.
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La pizza más clásica es la pizza margarita, que nació en Nápoles en 1889 con una fórmula de ingredientes básica: tomate, queso mozarella y albahaca, que recordaba a los colores de la bandera italiana. El chef Raffaele Esposito la nombró como “Margherita” en honor a la reina Margarita de Saboya, que reinaba en el Imperio romano.
Siglos después, en la actualidad, los chefs se han encargado alrededor del mundo de transformar esta receta tradicional y poner a prueba su creatividad para combinar ingredientes que para los antepasados italianos, posiblemente hubiese podido resultar en una locura.
En Antioquia, por ejemplo, las pizzas más apetecidas son aquellas en las que se mezcla lo dulce y lo salado y por eso resulta ser tan exitosa la pizza hawaiana, creada en Ontario (Canadá) por el inmigrante griego Sam Panopolus.
“Ingredientes que no son acordes a las recetas italianas como la piña son muy exitosos en nuestra cultura. En mi trabajo como chef he notado que los antioqueños adoran en la pizza ingredientes como el cerdo, el salami, pepperoni, tocineta y tenemos la costumbre de combinar lo dulce con lo salado y suele ser lo que más les gusta a los colombianos”, cuenta Leonardo García, propietario y chef de Pizzaiolo, una de las pizzerías que participa actualmente en el Rappi Fest Pizza.
Esa misma percepción tiene el chef Cristian Llanos, miembro del equipo de estandarización de Olivia: “Recuerdo que hace poco vi una receta del chef Jamie Oliver donde combinaba miel, uvas y cebolla, y uno se pregunta ‘¿esto cómo puede combinar?’, pero realmente es posible, porque considero que en la variedad está el placer. Nosotros debemos explorar ingredientes y quizás a alguien más podrá gustarle esa preparación”.
Llanos cuenta, desde su experiencia en el restaurante, que los colombianos son muy clásicos porque no gustan aquí los sabores fuertes: “El queso azul no es un ingrediente que guste tanto en nuestra cultura y normalmente debe tener un toque dulce. Es cierto que el contraste dulce y salado nos gusta”, agrega.
¿Se le puede echar de todo a la pizza?
La demanda de productos innovadores por parte de los consumidores inquieta a los chefs y los impulsa a crear nuevas preparaciones, es por eso que en la actualidad es difícil para un restaurante quedarse únicamente con las recetas clásicas italianas como la margarita o la napolitana.
“Hay una concepción de que los italianos no se abren a la innovación de nuevos sabores, pero esto realmente ha cambiado en los últimos años porque se dieron cuenta de que el mundo está en constante cambio y se han retado a innovar en los sabores de las pizzas. Hoy en día podemos encontrar en restaurantes italianos recetas que antes no concebían, por ejemplo incursionan con quesos aparte del mozarella, como los quesos feta y azules y aquí en Piccolo una de las favoritas sigue siendo la hawaiana, a pesar de que esta receta no exista en Italia”, explica Santiago Betancur, director de mercadeo y comunicaciones de Piccolo.
Una de las pizzas más “atrevidas” y llamativas de Piccolo es la O’Sole Mio que trae salsa de piña natural, tocineta ahumada, acompañada de cascos de mandarina fresca. Y, curiosamente, es de las más pedidas por los consumidores. Una muestra de que los antioqueños se sienten atraídos por esta combinación única de dulce y salado.
En la actualidad los chefs asumen el reto de crear recetas únicas y están abiertos a probar nuevos sabores. La pizza clásica sigue siendo una de las más apetecidas en el mercado por su sencillez y su sabor, pero los consumidores quieren tener nuevas experiencias. De hecho, existen pizzas que se preparan con flores comestibles.
Sin embargo, Susana Echeverri, directora de mercadeo de San Luca Pizzería explica que aunque hoy en día es posible explorar todo tipo de ingredientes en las pizzas, el valor y la calidad de cada pizzería se mide en la preparación de su pizza margarita.
“La mejor forma de uno ‘medirle el aceite’ a una pizzería es con la pizza margarita, como tiene tan pocos ingredientes no puedes disimular un error, un mal sabor o un mal ingrediente. Es cierto que cada uno puede modificar la pizza como más le guste, pero si alguien quiere reconocer la calidad de un restaurante, la mejor opción es probar la receta clásica italiana”, puntualiza.
Una de las pizzas más llamativas de San Luca Pizzería es la pizza porchetta que en vez de que la base sea de tomate o queso –lo tradicional– es de champiñones con vino blanco. “Nosotros preparamos el cerdo con hierbas que cosechamos en nuestra huerta orgánica en Santa Elena, la combinación es aromatizada con un poco de ácido del vino, un sabor terroso como umami de los champiñones y suele ser una pizza balanceada pero diferente”, explica Juliana.
Según ella esto es esencial en cada pizza. Que los ingredientes estén balanceados y que cada ingrediente que esté en el plato “le sume sin robarse el protagonismo”.
Rappi Fest Pizza, un evento digital para los amantes de las pizzas
Medellín es una ciudad con una alta demanda de pizzas. Según datos de Rappi, en promedio se realizan 86.000 órdenes de pizza en Medellín y a nivel nacional son 4’600.000 pedidos mensuales.
Es por eso que la empresa de domicilios le apostó por primera vez a las pizzas para este festival, una oportunidad de probar diferentes pizzerías de la ciudad con un precio de $31.500 para todos los usuarios y para los Pro de $29.900.
El evento reúne a más de 300 pizzerías pequeñas, medianas y grandes en 28 ciudades a nivel nacional. Empezó el 8 de abril y estará hasta el 21 de abril. “La ventaja de este tipo de festivales digitales es que tienen la posibilidad de probar diferentes recetas sin hacer largas filas que suelen hacerse en otros eventos gastronómicos. Es vivir la experiencia sin filas y sin tumultos, con la facilidad de pedir por la plataforma”, dice Natalia Corrales Osorio, gerente de crecimiento de cuentas de Rappi.
Y es que Medellín es la segunda ciudad que más pide pizza a través de la plataforma a nivel nacional después de Bogotá y tiene alrededor de 160 pizzerías, siendo una región atractiva para las pizzerías.
Los restaurantes que participan del Rappi Fest lo hacen en cuatro categorías: Maestros de la pizza (que agrupa a las grandes cadenas con cobertura nacional), Artistas del horno (comercios con fuerte presencia local), Genios de la pizza (oportunidad para los emprendimientos y negocios emergentes) y Gourmets de la pizza (negocios pequeños).
Los participantes de cada categoría podrán competir por premios equivalentes a 9.000 dólares, disponibles para usar en la sección de publicidad en Rappi ADS para impulsar su visibilidad en la plataforma y su posicionamiento de marca.