Para comprender las principales causas de esta enfermedad es necesario saber qué son las lágrimas y cuáles son sus funciones.
Según la Academia Americana de Oftalmología son producidas mediante las glándulas lagrimales que están ubicadas en la parte superior de cada ojo. Su misión es proteger las córneas de posibles infecciones, eliminar residuos, facilitar la visión y mantener la humedad.
El oftalmólogo especialista en córnea y catarata, Juan Guillermo Ortega, explica que las lágrimas están compuestas por tres capas. “La primera es una capa acuosa, que es el líquido que podemos ver en el ojo macroscópicamente; la segunda es la mucosa, que adhiere el líquido a la superficie del ojo; finalmente está la capa oleosa que estabiliza la lágrima para proteger los ojos en sitios donde hay mucha sequedad, calor o contaminación”. Cuando se presenta un desbalance en esta película lagrimal, los ojos se resecan y se genera lo que se denomina como el síndrome del ojo seco.
El especialista cuenta que los pacientes que la padecen presentan una molestia caracterizada por el ardor en los ojos, la sensación de cuerpo extraño, la visión borrosa ocasional y la imposibilidad de leer por periodos prolongados, especialmente frente a una pantalla: “Ellos no tienen una buena película grasa encima que les facilite la distribución ni permanencia de la lágrima en la superficie del ojo”.
Añade que los cambios hormonales en el cuerpo de las mujeres entre los 40 y los 50 años también hacen que se produzcan menos lágrimas. Otras causas incluyen una enfermedad conocida como blefaritis, que altera la capa oleosa de las lágrimas y genera la inflamación de los párpados.
“La concentración en los dispositivos móviles está disminuyendo la frecuencia del parpadeo. La gente normalmente lo hace entre cinco y seis veces por minuto; ahora hay personas que no parpadean casi nada y otros que pasan hasta 30 segundos sin parpadear. Esto va a hacer que con el tiempo el ojo esté más seco y se presenten más molestias”, dice el especialista.
La contaminación y el smog aumentan las molestias de quienes padecen del síndrome del ojo seco. También cuando los ojos están expuestos al aire acondicionado. “Las rejillas del aire en los carros no deberían apuntar directamente a los ojos. Es un aire seco que puede generar más irritación”, concluye el oftalmólogo que recuerda la importancia de consultar a tiempo y tratar el síndrome teniendo en cuenta su origen.