Aunque es la figura más visible de Apple desde 2011, Tim Cook es bastante discreto. Es un ejecutivo bajo perfil. Lleva una vida simple y viste de manera sencilla: jean, camiseta deportiva, suéter y gafas con montura negra. Así se le ve casi siempre. Cook tiene 60 años, es abiertamente gay, le apasiona el ciclismo y la naturaleza.
En su biografía de Twitter se cuestiona —o cuestiona a sus cerca de 13 millones de seguidores— con esta frase: “La pregunta más persistente y urgente de la vida es, ‘¿Qué estás haciendo por los demás?”.
Según el diario USA Today, se despierta a las 3:45 a.m. y lo primero que hace es revisar el correo electrónico. A las 5:00 a.m. va al gimnasio, le gusta hacer ejercicio, mantenerse en forma. A propósito, la idea del Apple Watch fue suya (ver recuadro).
Revolución del mercado
Tim cumplió esta semana una década como máximo responsable de Apple, después de asumir las riendas del gigante tecnológico ante la renuncia por motivos de salud del cofundador y hasta entonces consejero delegado de la empresa, Steve Jobs, quien murió el 5 de octubre de 2011.
“Cook era reconocido por su sagacidad al momento de mirar y planear cada detalle logístico requerido para materializar los sueños de Jobs y los diseños de Jony Yve de la manera más rentable posible”, dice Samir Estefan, analista y cofundador de Techectera.co.
Agrega que el día antes del nombramiento de Cook como CEO de Apple la capitalización de mercado de la compañía era de $345.370 millones de dólares y el pasado martes, diez años después, cerró en $2.4 billones (billones nuestros, trillones de los estadounidenses). En otras palabras: actualmente Apple vale siete veces más que el Apple que recibió Cook.