La película The Terminator, de James Cameron, inspiró a Fabio Hernán Gómez para construir su propio robot, una titánica misión que inició hace diez años. Termi ya tiene forma y promete cumplir varias funciones, entre ellas ser conferencista.
La base inicial de la estructura era algo similar a un maniquí, con esto empezó Gómez en su taller. También comenzó con muchos interrogantes: ¿Cómo adaptar la cabeza y que gesticule? ¿Cómo incluir brazos, dedos y manos, y que se muevan?.
Ha sido un proceso empírico, porque este manizaleño, radicado en Medellín hace más de 20 años, nunca ha pisado un aula de ingeniería. Esa curiosidad, dijo, se la heredó a su padre Guillermo Gómez, quien arreglaba televisores y radios. También aprovechó su conocimiento sobre aeromodelismo y el funcionamiento de motores y servos.
El surgimiento de esta máquina es el resultado, además, de mucho ensayo y error: “He dañado unas 15 cabezas porque no me funcionaban”. En este momento tiene cinco cabezas intercambiables. Cada una en la parte central tiene incorporada una cámara para dirigir la mirada hacia donde están las personas y lo que “ve” se transmite en una pequeña pantalla ubicada en el pecho con conexión a internet.
“Cada una de las cabezas tiene las conexiones necesarias, todas hacen exactamente lo mismo. La única que va a un lado es la mujer, que se llama Angelina, como la actriz Angelina Jolie, es la novia, tiene el cabello largo, mueve las orejas y la boca al hablar. Pienso que en el año 2075 los robots cumplirán un papel muy importante en la sociedad, van acompañar, conducir los carros, ser guardas de tránsito y escoltas de humanos”.
Está dotado de motores de carros y de motos: elevavidrios, plumillas, los que se utilizan en las puertas de los vehículos y algunos de bajas revoluciones para que gire. En la parte trasera tiene cadenas de bicicleta que mueven los piñones (ruedas pequeñas) para que se sincronicen los movimientos.
Le puede interesar: Optimus: el robot humanoide de Tesla que riega plantas y hace otras tareas básicas
Pero esto no es todo. Cuenta con tarjetas electrónicas que permiten que los movimientos sean mucho más fluidos: hay una en el pecho, por ejemplo, con la que se logran los gestos de la mandíbula cuando habla. Hay otra que coordina las articulaciones de los brazos y una más que hace posible el movimiento del tronco cuando está de pie. La tarjeta central recibe la información de todas las demás tarjetas y esa información la procesa a través de comandos de voz (solo reconoce la voz de Fabio) y sensores.
“Tiene algo de androide, porque es muy similar a un robot, pero también tiene algo de humanoide porque varias de sus partes son similares a las del cuerpo humano, en este caso los pies, además tiene avances de robótica. Es una mezcla entre los dos”, explicó.
Inicialmente, Termi pesaba 60 kilos, pero en la pandemia Gómez tuvo que reestructurar el robot luego sufrir un incidente: por una mala conexión, se le quemaron los motores, pantallas y demás elementos. Arrancó de nuevo y ahora pesa alrededor de 120 kilos y mide dos metros de altura, aproximadamente. Las manos están fabricadas de láminas de aluminio y tornillos.
Por ahora, está programado con unas 3.000 respuestas sobre cultura general, superación personal y medio ambiente. También un par de charlas relacionadas con estos temas. Esto lo responde a través de desarrollos basados en reconocimiento de voz. Y como cuenta con sensores de movimiento, cuando se toca mueve las extremidades.
Cuando Fabio le pregunta a Termi qué es lo que más le preocupa del medio ambiente, responde: “el mal trato que se le está dando al planeta, los humanos no piensan en las futuras generaciones”. Y entrega recomendaciones para cuidar los glaciares. Sobre las relaciones humanas, da la fórmula de la felicidad y el éxito. “¿Cómo estás?”, le dijo Fabio. Y el robot respondió: “Muy bien, gracias a Dios”.
Su meta es ir a colegios, universidades y empresas para dictar conferencias relacionadas con temas como la conciencia ambiental y daños al planeta, crecimiento personal y emprendimiento.
“Yo quiero agregarle más adelante Inteligencia Artificial para que pueda ser más autónomo. Mi sueño es que sea un robot compañero, con el que pueda ir a dictar las conferencias, que esté a mi lado y él pueda andar. Este es el primer robot coach de Colombia y el mundo”, concluyó Gómez.