Las historias de empleadas que han denunciado acoso e intimidación por parte de ejecutivos de alto rango en las empresas tecnológicas de vanguardia, como Uber y otras de Sillicon Valley, agita el debate sobre qué está sucediendo allí con las mujeres. Sí, también este escenario es dominado por hombres.
Algunas ingenieras han comenzado a hablar sobre el tema, incluyendo a Susan J. Fowler, una extrabajadora de Uber quien detalló el patrón de acoso sexual que inició investigaciones internas. Como resultado, el presidente ejecutivo, Travis Kalanick, renunció en junio.
Es cada vez más evidente que la industria de la tecnología ha sufrido durante mucho tiempo un desequilibrio de género, con empresas como Google y Facebook que reconocen en sus informes la escasa presencia de mujeres en su personal: menos de un quinto de los empleados técnicos son mujeres.
Es verdad que hace apenas 85 años las mujeres ni siquiera podían votar y que hasta 1981 debían pedir permiso a sus esposos para poder trabajar o abrir una cuenta bancaria. Pero aún queda un camino largo para cerrar la brecha.
Equidad enredada
Dados los abismos entre nosotros, ¿es posible generalizar sobre la mujer? No todas tienen hijos, no todas tienen interés por los hombres, ni siquiera todas tienen la misma biología. Sin embargo, según el Índice Global de la Brecha de Género del Foro Económico Mundial, sí tienen una cosa en común: son prisioneras de sus culturas.
Una década de datos, desde 2006, muestra que la igualdad está más cerca de conseguirse en salud y educación. Diez países ya la alcanzaron, entre ellos Eslovenia y Bolivia, que la redujeron en más de 0.1 puntos.
Aún así, las mujeres siguen rezagadas en lo económico y en lo político. Ningún país ha logrado la paridad en esto, en la población colombiana, por ejemplo, 59 % son mujeres, pero solo el 12 % ocupa cargos de elección popular y la Ley de cuotas exige un 30 %.
¿Qué cambió y qué no?
Después de una exitosa carrera en la industria del software, Karen Catlin es una promotora de la tecnología en las jóvenes y recientemente afirmó en una charla Ted que el 37 % de las estadounidenses buscaron estudiar ciencias de la computación en 1985, pero en 2011 ese porcentaje cayó casi 50 % y sólo el 17 % de las mujeres obtuvieron sus grados en estas áreas. ¿Qué cambió desde aquel año?
Según Lakshmi Puri, subsecretaria general de la Organización de las Naciones Unidas y directora ejecutiva adjunta de ONU Mujeres, “en todo el planeta, especialmente en los países en vía de desarrollo, el uso de la tecnología y el acceso a la misma no siempre son fáciles. Esto es particularmente cierto para las mujeres y las niñas. En los países de bajos a medianos ingresos, una mujer tiene 21 % menos probabilidades de tener un celular que un hombre, y lo mismo ocurre con el acceso a Internet”.
¿Los números las asustan?
Un nuevo estudio plantea que los padres y los fabricantes de juguetes desalientan a las niñas a estudiar matemáticas y ciencias a través de prejuicios inconscientes. También lo hacen sus maestros. Muchas veces las niñas crecen sin modelos a seguir en esos campos, y se crían creyendo que no se desempeñaran bien en ellos.
Este estudio de la Oficina Nacional de Investigación Económica de los Estados Unidos también pone de relieve lo poderoso que puede ser un pequeño estímulo.
Las experiencias educativas tempranas tienen un efecto cuantificable en los cursos de matemáticas y ciencias que los estudiantes eligen y eventualmente, en los trabajos que obtienen en campos como la programación y la robótica y también, en los salarios.
En Colombia, los niños superaron por mucho a las niñas en las evaluaciones de matemáticas y ciencias de las pruebas PISA 2012, con una de las diferencias más marcadas entre los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE): 25 puntos en matemáticas y 18 en ciencias.
Según los informes PISA de la OCDE, las mujeres se enfrentan a los exámenes de matemáticas con mayor nivel de ansiedad que los hombres, así que dar confianza a través de pequeñas acciones o afirmaciones puede hacer la diferencia.
La brecha persiste
Según datos del Observatorio de Tecnologías de la Información (TI) del MinTIC, la participación de hombres en esa industria, en 2015, era del 61 %, y la de las mujeres del 39 %. Lo mismo pasa con la elección de carreras, “pues en nuestra experiencia con las Becas de Talento TI que otorga el ministerio, de las 2.230 personas beneficiadas en 2016, el 76 % eran hombres y el 24 %, mujeres”, afirma el ministro de las TIC Diego Luna en comunicado de hace un par de meses.
Según Martin Hilbert, doctor en Ciencias Económicas y Sociales y Oficial de Asuntos Económicos de Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), “la discusión sobre el acceso y uso de la mujer a las TIC en países en desarrollo no ha sido concluyente hasta ahora. Algunos declaran que las mujeres son más bien tecnófobas y que los hombres son mucho mejores usuarios de herramientas digitales. El estereotipo dominante y persistente es que las mujeres tienen una desventaja natural ante los beneficios de la revolución digital”.
Entonces, ¿cómo se explica que como consumidoras son un 40 %, mientras que solo representan al 25 % de la fuerza de trabajo en tecnología?, se pregunta Belinda Palmar en su libro Little Miss Geek.
Lo que las cifras develan es cómo esto las afecta. A pesar de algunos esfuerzos las brechas de género persisten y la pobreza se ha feminizado. Según el último informe de ONU Mujeres El progreso de las mujeres en América Latina y el Caribe 2017, “en la actualidad, la tasa de participación laboral femenina es 26 puntos porcentuales inferior a la masculina y el desempleo entre las mujeres es 50 % mayor que entre los hombres”.
Y parte de la explicación, replica Luna, “tiene que buscarse en los estereotipos socioculturales de género que encasillan a las mujeres en profesiones”.
El promedio de ellas que estudian carreras relacionadas con áreas de las tecnologías de la información en el mundo está entre 20 % y 25 %. En Colombia, aunque se gradúan más mujeres que hombres, hay muchas menos estudiando esas carreras y, por supuesto, esto incide en su participación en el mercado laboral.
Muchos están de acuerdo en que los estereotipos deben ser abolidos, desde las mismas mujeres y las familias. Todos estos hechos han logrado que en los últimos años distintos movimientos que buscan empoderar a las mujeres de la tecnología tomen gran fuerza.
Algunas de las iniciativas nacionales e internacionales son Mujeres Digitales, Codies Colombia (ver recuadro), PionerasDev (ver recuadro), Women Who Code, Girls Develop IT, Women In Technology, Women In Engineering, Black Girls Code, Girls In Tech, entre otras.
El mercado de las startups es duro; de las 137.000 que nacen cada día, 120.000 mueren. Pero, esa es la apuesta del medio “ensayo y error”. Y, según proyecciones del Departamento de Estado de Estados Unidos, para 2022 se requerirán cada vez más científicos de la computación. Esto serán cerca de 1,4 millones de personas de cualquier género. Sin embargo se proyecta que sólo 400.000 están cualificados para estos trabajos.
38 %
fue la participación de
las mujeres en cargos estratégicos en la industria TI
32
mujeres líderes empresariales en el Fortune 500. Sólo el 6,4 % de la lista del año 2017.
81
años, como mínimo, tardará en reducirse la brecha mundial de género: FEM, 2014.
8
cosas que usamos en la vida diaria inventadas por mujeres