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El agujero azul más profundo de Latinoamérica lo descubrió una científica paisa

Se llama Laura María Flórez Franco. Hizo parte del equipo multidisciplinar que se sumergió en el mar para sondear las profundidades del El Taam Ja’ mexicano.

  • Esta es de las pocas fotografías del agujero azul Taam ja’, ubicado en las profundidades de la Bahía de Chetumal en el estado mexicano Quintana Roo. El sombreado es su boca, que está aproximadamente a 5 metros de profundidad. FOTO: Joan Alberto Sánchez / Cortesía
    Esta es de las pocas fotografías del agujero azul Taam ja’, ubicado en las profundidades de la Bahía de Chetumal en el estado mexicano Quintana Roo. El sombreado es su boca, que está aproximadamente a 5 metros de profundidad. FOTO: Joan Alberto Sánchez / Cortesía
19 de marzo de 2023
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En las profundidades del agua caribeña, en la península de Yucatán en México, yacía, desconocido, un agujero azul (blue hole) que pronto se convertiría en el más profundo de Latinoamérica, con una profundidad de 274,4 metros y el segundo del mundo, solo superado por el Dragon Hole ubicado en el Mar Meridional de China, conocido también como Yongle Blue Hole, de 300,89 metros de profundidad.

El agujero fue bautizado como el Taam Ja’ por un grupo de investigadores del Colegio de la Frontera Sur en México (Ecosur) entre los que está la antioqueña Laura María Florez Franco de 27 años, ingeniera civil de la Universidad Nacional de Colombia y magíster en Ciencias naturales y Desarrollo rural en Ecosur.

La historia del Taam Ja’ comienza tras el interés de Laura María y su equipo de estudiar una de las estructuras que habían en la zona de la Bahía de Chetumal, conocidas por pescadores locales pero que poco sabían de su profundidad y otras características. No sabían que terminarían encontrándose con una estructura a la que le cabía, por ejemplo, toda la Torre Eiffel de París.

“Un pescador de la zona nos llevó a conocer estas estructuras y nos mostró una que describió como la más pequeña de todas, porque el área de la boca era pequeña en comparación a la de las demás. Mencionó que en ese agujero no había peces, dato que saben porque ellos usan estos hoyos para coger especies como los mederos y los sábalos” recuerda Laura María.

Tras interesarse por esta estructura particular, el equipo decidió conocer la profundidad de este agujero —todavía sin saber que se trataba de un agujero azul— y el primer intento por descubrir qué tan profundo era consistió en tirar una cuerda de 40 metros con un pez muerto que no tocó fondo.

Lo intentaron con una caña de pesca que medía 100 metros y tampoco funcionó para descubrir su profundidad (que el pescador calculaba era de 20 metros). Sorprendidos por la profundidad de la estructura, decidieron llevar un equipo especializado así comenzó la historia del Taam Ja’.

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Los agujeros azules son sumideros marinos que tienen una abertura hacia la superficie del mar. Según Laura María, con este agujero azul descubierto en México, los científicos pueden conocer sobre el origen de la Bahía de Chetumal y del agua de esta región. Otros agujeros azules pueden tener macrofauna, diversidades de especies como peces, pero este no tiene.

”Un biólogo que ingresó conmigo al Taam Ja’ reportó que dentro de la estructura hay bacterias y otros microorganismos. Hay indicios de actividad microbiana. De hecho, algunos de ellos pueden vivir en ambientes anóxicos, es decir, que no tienen oxígeno o con unos porcentajes bajos”, dice la investigadora.

La razón por la que este agujero azul no tiene macrofauna es porque una de sus características principales es su bajo porcentaje de oxígeno.

“A unos seis metros ya los niveles de oxígeno descienden abruptamente, entonces no hay forma de que un animal a nivel macro pueda sobrevivir en este ecosistema”, agrega Flórez Franco.

Pueden arrojar información sobre el cambio climático, la ecología marina, la geoquímica y la diversificación entre columnas de agua.

Que no haya vida marina no una característica propia de los agujeros azules. Por ejemplo, el Dragon Hole, en el mar meridiano de China contiene en su interior alrededor de 20 especies reportadas, según la agencia de noticias Xinhua.

Para adentrarse en el agujero mexicano Laura y su equipo debían sumergirse aproximadamente 5 metros antes de encontrar la entrada, un borde rocoso por el que se comienza a descender hacia las profundidades del Taam Ja’. Recuerda que en los primeros ingresos al agujero sintió miedo, porque era oscuro y no sabía con qué se encontraría. Lo máximo que lograron bajar fueron 200 metros.

”Nadábamos horizontalmente para llegar al borde del blue hole. Las primeras inmersiones fueron de mucha incertidumbre. En ese momento no sabíamos que no había animales grandes, pero después de eso fue interesante y satisfactorio. El agujero tiene características diferentes, particulares y fue una experiencia enriquecedora”.

Los agujeros azules se caracterizan por tener un agua de color azul distinto al de las otras zonas del mar o de la bahía —en el caso del Taam Ja’—, un color que se nota desde una vista desde arriba.

Para que las estructuras marinas sean clasificadas como agujeros azules deben estar abiertos a la superficie, tener aguas influenciadas por propiedades marinas, que la mayor parte de su profundidad se extienda por debajo del nivel del mar y tenga acceso a pasajes y cuevas.

¿Bahía de Chatumal como un sector turístico por el Taam Ja’?

La Bahía se encuentra en Chetumal, capital del estado de Quintana Roo, en la que hay algunas atracciones turísticas como el Malecón de Chetumal y el Museo de la Cultura Maya. En el momento en el que los investigadores divulgaron su descubrimiento en aquel país, algunas entidades preguntaron principalmente por su atractivo para ser un centro turístico.

Los investigadores de Ecosur, como Flórez Franco, consideran que todavía se deben hacer investigaciones para conocer su potencial para atraer turistas. Sin embargo, por lo que lograron evidenciar, esta estructura es “bastante frágil” y relatan que cuando pasaban por los bordes, las rocas erosionaban, se “desgajaban”.

Además, bucear en este agujero azul no sería sencillo porque es un buceo más especializado, se requerirían de otros implementos más allá de los que usan tradicionalmente los turistas.

Más que una propuesta turística, los investigadores plantean la posibilidad de la protección del Taam Ja’, direccionando este descubrimiento hacia una línea de conservación y protección.

Esto también porque la Bahía de Chetumal es un área protegida por el Estado mexicano, al ser una región conocida desde 1996 como “Santuario del Manatí” por albergar una población estimada de 200 manatíes en todo Quintana Roo, según Ecosur.

Taam ja’ significa en lengua maya “agua profunda” y así fue que decidieron bautizarlo los investigadores. En la región hay más agujeros azules registrados, son en total 5.

Sus hermanos se llaman Lool Ja’ Blue Hole (Flor de agua), Ch’och Ja’ Blue Hole (Agua salada) y Xaman Ja’ Blue Hole (Agua del norte) y hay otro que si bien no ha sido reportado, se sabe de su existencia. Todos ellos son menos profundos que el Taam Ja’, su hermano grande.

La formación de los agujeros azules —o de las dolinas en general como los cenotes— tienen dos teorías. La primera es la que consideran los geólogos más apropiada quienes consideran que estas estructuras datan de la época de la glaciación.

Al ser la Península de Yucatán uno de los ambientes kársticos más extensos del mundo, ocurrió el fenómeno de la calcificación en la que se da una disolución y fracturación de la roca.

”El agua va disolviendo esas rocas cada vez que pasan y van generando esas cavidades y conductos que están llenas de agua”, agrega Laura María. Por ejemplo, el volumen de agua que contiene el Taam ja’ es de 1,009,832 metros cúbicos.

Para saber más: Astrónomo antioqueño descubrió antiguas estrellas en una galaxia dentro de la Vía Láctea

La segunda teoría dice que las dolinas se crearon cuando impactó el meteorito de Chicxulub, conocido ahora como Cráter de Chicxulub, ubicado en esta Península de Yucatán y culpable de exterminar a los dinosaurios de la Tierra.

Al parecer, las estructuras del meteorito habrían caído en regiones aleatorias formando estas cavidades. Con esta teoría también relacionan el surgimiento del área natural el Anillo de Cenotes, ubicado en la misma región pero ninguna de las dos teorías está confirmada con certeza, dice la antioqueña.

Los investigadores de Ecosur quieren continuar con los trabajos de investigación. Esperan que las instituciones federales y privadas se interesen más por esta estructura tan única en el mundo. Que haya un mayor interés por conocerlas y estudiarlas, porque el trabajo que desarrollaron lo hicieron con aliados y recursos propios.

Un agujero azul no podría existir en Colombia por las características de la región. Por ejemplo, se requiere de una plataforma de piedra caliza (que existe en Río Claro) pero no más. La investigadora dice que en el Sur de América hay datos de estructuras kársticas en Venezuela. Pero ningún otro agujero azul registrado más profundo que este.

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