Aunque no puede moverse ni gesticular, una mandíbula comenzó a contar parte de la historia no sabida de nuestros orígenes.
Desenterrada en 2013 por Chalachew Seyoum, de Penn University, cuenta que perteneció a un ser que vivió hace 2,8 millones de años en África Oriental, en lo que hoy es Etiopía. El fósil, una mandíbula con cinco dientes, ha sido atribuido por los científicos a una especie del género Homo.
Brian Villamore, del Departamento de Antropología de la Universidad de Nevada, cabeza del artículo publicado en Science, explicó a EL COLOMBIANO que el punto principal es que este espécimen llena un vacío en el registro fósil.
“Teníamos los Australopithecus de hace 3 millones de años y un Homo de hace 2,3 millones, pero nada entre los dos. Nuestra mandíbula llena ese espacio y es el espécimen más temprano de nuestro género, 2,8 millones de años”. El pedazo de hueso presenta aspectos primitivos, pero también algunos tipo Homo en los dientes. “No hay otra especie de Homo tan antigua”.
¿Cómo fue la transición entre los Australopithecus y los Homos, esos ancestros directos del hombre actual?
El hallazgo ayuda a cerrar la brecha pero no explica del todo el camino evolutivo seguido hasta los homíninos, grupo de primates que incluye Homo sapiens y sus ancestros.
Etiopía, como dijo en rueda de prensa Seyoum, ha sido el centro del estudio de la evolución humana desde 1960, habiéndose encontrado muchos esqueletos importantes de homínidos como Lucy (A. afarensis), Sahela y Ardi.
En un artículo paralelo en Science, Erin DiMaggio y colegas establecieron la edad del sustrato donde fue encontrada la mandíbula. Allí hallaron además fósiles de antílopes antiguos, elefantes prehistóricos, un tipo de hipopótamo, cocodrilos y peces.