El mundo está dominado por sensaciones visuales. De ahí que los humanos, curiosos e introspectivos, se dejen seducir por estos estímulos con facilidad. Algunos, incluso, se hacen preguntas sobre el rol del color en la naturaleza.
Marco Antonio Giraldo es uno de ellos y junto a su grupo de investigación en biofísica de la Facultad de Ciencias naturales y exactas de la Universidad de Antioquia ha explorado de dónde sacan las mariposas sus llamativos colores. Hay otros equipos de investigación en el mundo que trabajan en el tema desde la ingeniería, dice el doctor en Física de la Universidad de Groningen en Holanda, pero la UdeA “diría que somos los que mejor entendemos el color en mariposas por el tipo de métodos que hemos utilizado y por tener investigadores en ingeniería, física y biología”. Actualmente el grupo trabaja en un proyecto con Colciencias sobre la evolución del color en colibríes. Pero antes de eso hicieron varias publicaciones sobre mariposas.
De hecho es uno de los temas de conversación en el próximo Coloquio de Física que se realizará en el Planetario de Medellín, este viernes a las 6:30 de la tarde.
Sus vivos colores
Algunas mariposas no requieren pigmentos para su coloración. “Desde la física hablamos de dos maneras de generar color”. Ellas lo obtienen de dos fuentes diferentes: el ordinarios (o pigmentado) y el estructural. El primero proviene de pigmentos químicos normales que absorben ciertas longitudes de onda de luz y reflejan otras. Justamente su color es el que no está absorbido sino dispersado. Por ejemplo, explica Giraldo, el pigmento clorofila colorea las plantas de verde porque absorbe el azul y rojo del espectro, pero no el verde, que usted puede ver cuando entra a su retina. La mayoría de las mariposas obtienen sus diferentes tonos de marrón y negro de la melanina, el mismo pigmento que nos broncea en la playa.
Pero el que más sorprende es el estructural, el que explica por qué algunos de los colores de una mariposa parecen cambiar y ser tan intensos. Este tipo de color proviene de la estructura específica de las alas de las mariposas y las escamas que las conforman, cuenta Sandra Uribe Soto, doctora en ciencias biomédicas e investigadora del Grupo de investigación en Sistémica Molecular Universidad Nacional de Colombia, quien el pasado martes presentó un avance del estudio sobre bioindicadores de mariposas y abejas que hizo la Unal, Corpuem y el Área Metropolitana.
Tan pequeñas como son, las alas de las mariposas están cubiertas por miles de escamas microscópicas, divididas en dos o tres capas, de ahí su nombre griego, Lepidoptera, que significa alas escamadas.
Esta cualidad de cambiar los colores a medida que usted, el observador, se mueve, se conoce como iridiscencia, y ocurre más en la naturaleza de lo que se imagina. Las conchas de nácar y los peces son solo algunos ejemplos de animales con esta, pero son más pronunciados en la familia de las mariposas. Ocurre cuando la luz pasa a través de una superficie transparente de varias capas y se refleja más de una vez. Los múltiples reflejos se combinan entre sí e intensifican los colores.
El mismo principio detrás de las pompas de jabón se aplica a las alas de mariposa. Sin embargo, sus alas amplifican los efectos de la iridiscencia porque tienen muchas más capas para que la luz pase y, por lo tanto, muchas más oportunidades para que las ondas de luz se reflejen y se magnifiquen entre sí.
Tan pequeñas como son, las alas de las mariposas están cubiertas por miles de escamas microscópicas, divididas en dos o tres capas. De ahí su nombre griego, Lepidoptera, que significa alas escamadas.
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