En 1954, en plena Guerra Fría, el Centro Europeo de Investigación Nuclear (Cern) nació como un símbolo de diplomacia científica, cooperación y avance colectivo. Este centro es uno de los principales referentes de la ciencia moderna y promueve la investigación alrededor del mundo, uniendo a países y culturas.
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Para Colombia, esta institución representa una puerta hacia la participación en investigaciones que exploran los misterios más profundos del universo y este año son 7 décadas de su funcionamiento.
Cuatro grupos de investigación colombianos han encontrado en el CERN una plataforma única para contribuir al progreso científico global. La Universidad Nacional de Colombia (Unal) participa en dos de los principales experimentos del Gran Colisionador de Hadrones (LHC): LHCb y Atlas. Estos proyectos también cuentan con la colaboración de la Universidad Antonio Nariño y la Universidad Javeriana. Además, grupos de la Universidad de los Andes y la Universidad de Antioquia se suman al experimento CMS, trabajando junto a científicos de todo el mundo en investigaciones que buscan desentrañar los secretos del cosmos.
El Cern ha sido el epicentro de descubrimientos que han transformado nuestra comprensión del universo. Desde la identificación de los bosones W y Z en los años 80, fundamentales para confirmar la teoría electrodébil, hasta el descubrimiento del bosón de Higgs en 2012, la partícula que otorga masa a otras partículas y que completó el Modelo Estándar de la física de partículas. Estos hallazgos, que han valido premios Nobel a sus proponentes, subrayan la importancia de la colaboración internacional en la ciencia.
El Gran Colisionador de Hadrones es el acelerador de partículas más grande y potente del mundo. Con un túnel de 27 kilómetros de longitud situado en la frontera entre Suiza y Francia, el LHC acelera protones a velocidades cercanas a la luz, recreando condiciones similares a las del Big Bang. Los experimentos que se llevan a cabo allí permiten a los científicos estudiar las partículas subatómicas más fundamentales que componen el universo.
El experimento LHCb, en el que participan investigadores de la Unal, se centra en estudiar las diferencias entre materia y antimateria, un enigma que ha intrigado a los científicos durante décadas. A pesar de que el Big Bang debió haber generado cantidades iguales de ambas, el universo observable está compuesto casi exclusivamente de materia. LHCb investiga este misterio observando el comportamiento de partículas como el quark beauty, con la esperanza de revelar por qué la antimateria desapareció casi por completo y qué nuevas leyes físicas podrían estar ocultas tras este fenómeno.
Por su parte, el experimento Atlas, es uno de los más grandes del LHC. En 2012, esta colaboración fue clave para el descubrimiento del bosón de Higgs, confirmando una de las predicciones más importantes del Modelo Estándar. Hoy, los investigadores colombianos en este proyecto exploran fenómenos que podrían desafiar nuestra comprensión actual de la física, como la materia oscura y otras posibles partículas nuevas. Con el apoyo de técnicas avanzadas de aprendizaje de máquina, han desarrollado algoritmos para identificar partículas, como el bosón W, en datos complejos generados por el colisionador.
La participación colombiana en el Cern no se limita a la investigación en física de partículas. Desde su incorporación en 2014, los científicos de la Unal han contribuido a más de 700 artículos científicos y han impulsado el desarrollo de tesis de maestría y doctorado. Además, los estudiantes han tenido la oportunidad de realizar pasantías en áreas como la óptica y la física médica, beneficiándose de la experiencia y el conocimiento de uno de los centros de investigación más avanzados del mundo.
Los avances tecnológicos desarrollados en el Cern, como la World Wide Web, que revolucionó la manera en que compartimos información, y la investigación en física médica, han tenido un impacto profundo en la sociedad.
Las técnicas de diagnóstico y tratamiento del cáncer, por ejemplo, han mejorado significativamente gracias a las innovaciones surgidas en este centro. Colombia, a través de sus científicos, ha sido parte de esta transformación, mostrando que la ciencia puede ser una herramienta poderosa para el desarrollo y el bienestar.
A pesar de los logros alcanzados, la participación de Colombia en el Cern enfrenta desafíos. A partir de 2025, los fondos que han permitido esta colaboración podrían agotarse, poniendo en riesgo la continuidad de esta fructífera relación. Es crucial que no se descuiden estas iniciativas, que han permitido a Colombia estar en la vanguardia de la investigación científica global.
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Celebrar los 70 años del Cern es también reconocer el esfuerzo y el talento de los científicos colombianos que, con su trabajo, contribuyen a desentrañar los secretos del universo. Es un llamado a seguir apoyando a la ciencia y a la educación, para que las futuras generaciones continúen soñando y trabajando en la búsqueda de un futuro mejor para la humanidad.
