Bennu: un asteroide con potencial destructivo
Bennu es un asteroide de aproximadamente 500 metros de diámetro y un peso estimado en 74 millones de toneladas.
Descubierto en 1999, este cuerpo celeste se encuentra en una órbita que lo acerca periódicamente a la Tierra, con una probabilidad de impacto estimada en 1 entre 2.700 para septiembre de 2182, según estudios recientes de la Nasa.
La importancia de Bennu radica no solo en su potencial riesgo de colisión, sino también en su composición. La misión OSIRIS-REx de la Nasa logró recolectar muestras del asteroide en 2020 y las trajo a la Tierra en 2023.
Los primeros análisis han confirmado la presencia de minerales, agua y compuestos orgánicos esenciales para la vida, lo que lo hace un objeto de gran interés científico.
Simulaciones de un impacto: un “invierno de impacto” y crisis globa
Un grupo de investigadores del Centro de Física del Clima del Instituto de Ciencias Básicas de la Universidad Nacional de Pusan, en Corea del Sur, ha llevado a cabo una simulación utilizando modelos climáticos avanzados.
Los resultados muestran que el impacto de Bennu provocaría una inyección de entre 100 y 400 millones de toneladas de polvo en la atmósfera superior, desencadenando un fenómeno conocido como “invierno de impacto”.
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Este oscurecimiento atmosférico reduciría significativamente la cantidad de luz solar que llega a la superficie terrestre, provocando un enfriamiento global de aproximadamente 4°C y una disminución del 15% en las precipitaciones.
A nivel regional, estas alteraciones podrían ser aún más severas, afectando la seguridad alimentaria y la biodiversidad a escala global.
El impacto en la vida terrestre y marina
El estudio también ha identificado efectos devastadores sobre la biosfera: la fotosíntesis en los ecosistemas terrestres y marinos se reduciría entre un 20% y un 30%, afectando gravemente la producción de oxígeno y los cultivos.
Asimismo, la capa de ozono sufriría una reducción del 32%, exponiendo a los seres vivos a mayores niveles de radiación ultravioleta.
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No obstante, los océanos podrían experimentar un fenómeno inesperado. Las simulaciones indican que el plancton, base de la cadena alimenticia marina, se recuperaría en tan solo seis meses gracias a la inyección de hierro en el agua, un nutriente esencial para su proliferación; y que en ciertas regiones, como el océano Austral y el Pacífico ecuatorial oriental, se producirían floraciones de algas sin precedentes, lo que podría generar un efecto positivo en la productividad marina.
Defensa planetaria: ¿cómo evitar un desastre?
A pesar de la baja probabilidad de impacto, la Nasa y otras agencias espaciales han estado desarrollando estrategias para mitigar posibles amenazas de asteroides.
En 2022, la misión DART (Double Asteroid Redirection Test) demostró que es posible modificar la trayectoria de un asteroide mediante el impacto de una nave espacial. Este avance tecnológico representa un primer paso hacia la creación de sistemas de defensa planetaria más sofisticados.
Además, se han propuesto otras estrategias, como el uso de explosiones nucleares controladas o propulsores gravitacionales para alterar la órbita de asteroides peligrosos con suficiente anticipación. La detección temprana de objetos cercanos a la Tierra es clave para prevenir eventos catastróficos y desarrollar medidas efectivas de protección.