La covid-19 parece hacer parte de una historia sin fin, o por lo menos eso puede pensarse luego de que los medios de todo el mundo reportaran este martes la noticia de que AstraZeneca, una empresa farmacéutica global con sede en Cambridge (Inglaterra), admitiera ante la justicia británica que su vacuna contra el virus que paralizó al mundo en el 2020, podría tener “un efecto secundario raro”.
Admisión que se dio en medio de una demanda colectiva interpuesta por un grupo de 51 personas de Reino Unido que, con pruebas en mano, aseguraron que el fármaco, que fue fabricado por este laboratorio en alianza con la Universidad de Oxford, causó lesiones graves, y en ocasiones la muerte, en quienes fue aplicado durante la pandemia, por lo que piden reparación por los daños y los perjuicios ocasionados por un valor estimado de hasta 100 millones de libras esterlinas.
Y es que, según el diario The Telegraph, en un primer momento el laboratorio rechazó las afirmaciones, pero este febrero terminó por aceptarlas en un documento legal que presentó ante el Tribunal Superior: “Se admite que la vacuna AZ puede, en casos muy raros, causar TTS. Se desconoce el mecanismo causal”, puede leerse en el documento.
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A lo que se refiere el laboratorio con TTS es al síndrome de trombosis con trombocitopenia, que tal y como explica Mayo Clinic, es una afección poco frecuente que ocurre cuando se forman repentinamente pequeños coágulos de sangre en todo el cuerpo y cuando se agotan grandes cantidades de plaquetas.
No obstante, más adelante y en el mismo documento, anotaron que “el TTS también puede ocurrir en ausencia de la vacuna AZ (o cualquier vacuna), y la causalidad en cualquier caso individual será materia de prueba pericial”.
Aun así, los abogados de los demandantes argumentan que la vacuna de AstraZeneca y Oxford es “defectuosa” y que su eficacia ha sido “muy exagerada”.
Además, a esto se le suma que un grupo de “científicos identificaron por primera vez un vínculo entre la vacuna y una nueva enfermedad llamada trombocitopenia y trombosis inmunitarias inducidas por vacunas (VITT) ya en marzo de 2021, poco después de que comenzara el lanzamiento de la vacuna Covid-19”, relata el medio inglés.
Por lo que, apoyados en esta primicia, los abogados de los demandantes argumentan que VITT es un subconjunto de TTS, aunque AstraZeneca se niega a reconocer el término y el gobierno británico, hasta el momento, a intervenir en el asunto.
La profesora titular de la Facultad de Exactas de la UNLP, investigadora principal del Conicet y experta en vacunas, Daniela Hozbor le explicó al diario argentino Página 12, sobre esta polémica que no hay que pasar por alto que se tratan de casos “raros”, o sea, de baja frecuencia. “En el caso de este síndrome de trombosis con trombocitopenia, se han reportado algunos trabajos en donde se analizó y se observó que ocurre entre 0,2 y 0,3 por cada 100 mil vacunaciones, hasta 1 por cada 100 mil vacunaciones. Esto, en términos de la misma trombosis que provoca la propia enfermedad de la covid-19, es bajo”.
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Y en ese mismo sentido, señaló que las vacunas significaron “un antes y un después en la pandemia de covid-19, al salvar entre 14 y 20 millones de personas en su primer año de aplicación, por lo que visto así no se pone en duda su beneficio”.
