¿Alguna vez se ha escuchado sobre la cetogenia o sobre la dieta Keto, que consiste en usar las reservas de grasas del cuerpo para utilizarlas como fuente de energía y de rendimiento cognitivo? En este estilo de alimentación sobre el que hay opiniones divididas, las personas reducen el consumo de azúcar para hacer cambios metabólico con los ácidos grasos.
El médico y nutricionista Núria Monfulleda, del centro Loveyourself, en Barcelona, explicó que una dieta Keto es totalmente diferente a las llamadas Low Carb, ya que en esta última el cuerpo no entra en cetosis.
“Una dieta Keto consiste en consumir diariamente un 5% de hidratos de carbono, un 35% de proteína y un 60% de grasa. En las dietas llamadas low carb, sin embargo, el porcentaje de carbohidratos, pese a ser limitado, es más alto, y puede alcanzar un 20% del total. Son mucho más llevaderas”, dijo el médico.
Además, se recomienda realizar la dieta Keto solo “en ocasiones puntuales, durante un máximo de 14 días y siempre de forma pautada por un profesional” si la persona espera cambios en su cuerpo.
Dicen que el primer síntoma en aparecer cuando se generan cambios metabólicos al someterse a una dieta cetogénica es la “la gripe Keto”, trayendo signos parecidos a los de una gripe común: dolor muscular, escalofríos, insomnio o dificultad para concentrarse.
Un reciente estudio del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Texas en San Antonio (UT Health San Antonio) y publicado por la revista Science Advance, indicó que una dieta keto constante o prolongada puede envejecer células del riñón y el corazón.
“Para poner esto en perspectiva, 13 millones de estadounidenses siguen una dieta cetogénica y decimos que es necesario tomar descansos de esta dieta o podría haber consecuencias a largo plazo”, aseguró David Gius, MD, PhD, decano asistente de investigación.
Para llevar a cabo este experimento, los científicos alimentaron a varios ratones con más de un 90 % de grasas y menos del 1 % de carbohidratos, mientras otro grupo fue alimentado con una dieta equilibrada (17 % de grasas y 58 % de carbohidratos).
Después de un tiempo, notaron que los ratones que llevaron la dieta cetogénica o Keto, tuvieron un cúmulo de células senescentes (estrés y daño ocurrido en una célula) extendiéndose en los riñones y el corazón.
Aunque el estudio no se ha realizado a humanos: “No decimos que la dieta sea mala”, los expertos sugieren tomar pausas en este tipo de alimentación para evitar posibles daños en el organismo a futuro.
Con información de Colprensa*
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