El hidrógeno de bajas emisiones -o llamado hidrógeno verde- se ha convertido en una opción en el país para avanzar en la descarbonización de la economía y reducir de esta forma las emisiones de gases efecto invernadero que producen el calentamiento global. Promigas adelanta un plan piloto para la producción de este hidrógeno: inyectarlo en la red de gas natural y de esa manera ayudar a la descarbonización gradual del gas natural.
En este proyecto, Promigas y sus filiales CEO y Surtigas han invertido USD 1,2 millones. Se trata de un hidrógeno adicionado en pequeñas cantidades al gas natural que tiene un efecto de descarbonización y además logra mayor eficiencia en la quema del combustible.
El proyecto se encuentra en la primera de cinco fases y produce anualmente 1.574 kilogramos de hidrógeno gracias a una planta de producción conformada por un sistema fotovoltaico de 137 kilovatios pico; aunque hay espacio para crecimiento a medida que avance el piloto.
“Para nosotros es muy importante el hidrógeno que se produce ahí porque: podemos hacer investigaciones y estudios sobre el desempeño del sistema; es una plataforma de aprendizaje tanto para funcionarios de Promigas, como para contratistas en todas las etapas de diseño, construcción y operación, y porque nos permite tener hidrógeno, que podemos utilizar luego, tanto para estudios de desempeño de materiales como para explorar otras aplicaciones de hidrógeno que existen en el mercado, tanto en combustión, como en movilidad”, precisó Marco Sanjuan, gerente de Innovación de Promigas.
En Colombia se estima que 20% de la energía se genera en forma de electricidad y 80% térmica; y pese a los esfuerzos por disminuir la térmica, se cree que a 2040 por lo menos la mitad será térmica y es ahí cuando los combustibles de bajas emisiones como el hidrógeno juegan un papel importante para la transición energética.
No obstante, en el país las empresas que inician el camino de experimentación con hidrógeno de bajas emisiones tienen múltiples retos por superar. En primer lugar, el costo de producción es muy elevado, pues hoy es más costoso producir hidrógeno de bajas emisiones, que el hidrógeno gris o tradicional y para muchos los estímulos de la Ley 1715 no son suficientes para viabilizar proyectos comerciales de este hidrógeno a grandes escalas.
Además de ello, el país debe definir si la economía del hidrógeno será una economía centrada en importación de equipos y tecnología o en la producción de estos equipos y tecnología. Y, por último, y no menos importante, es el marco regulatorio que incluya la mezcla de hidrógeno y gas natural o blending.
Entonces hay opciones de que el país sea una potencia en la producción de hidrógeno verde o de bajas emisiones, sin embargo, los costos son elevados y se necesita una regulación que organice la casa para avanzar en los diversos caminos hacia la descarbonización.
La meta es lograr la carbononeutralidad en 2040, habrá parada en 2028
Promigas trazó una hoja de ruta de descarbonización con el objetivo de reducir a 2028 en 50% su huella de carbono y al año 2040 ser carbono neutral. En su portafolio de soluciones de transición energética hay diferentes opciones: el principal energético de transición es el gas natural “que, comparado con combustible fósiles, sólidos, líquidos, uso de leña, todavía tiene mucho sentido utilizar para descarbonizar”, agregó Marco Sanjuan, gerente de Innovación de Promigas.
Pero la empresa también tiene otras opciones: un servicio de energía solar fotovoltaica y un portafolio de crecimiento de negocios, vía innovación, dividido en dos plataformas de crecimiento: uno conectado con el hidrógeno, pero también otros gases como biometano, gas natural sintético, tanto de origen biológico o químico, y amoníaco a una perspectiva de 8 a 10 años. Y la segunda plataforma de crecimiento con soluciones como distritos térmicos o distritos de energía, sistemas termo solares para producción de calor industrial, almacenamiento de energía, no solo eléctrica sino química o térmica.
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