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La construcción de los grandes proyectos de infraestructura en el país tiene dos finalidades. De una parte, conectar los diferentes centros de producción y los lugares donde las personas habitan. Esta ha sido una de las grandes falencias que ha tenido Colombia a lo largo de su historia. De otro lado, esos proyectos aceleran el crecimiento económico gracias al impulso que dan a la demanda interna. Este segundo factor, se convierte en uno de gran importancia en este momento, cuando necesitamos pensar en actividades que puedan reactivar la economía. Por eso, el hecho de que se retome la licitación de grandes proyectos de infraestructura es una gran noticia para el país. Existe una serie de proyectos estructurados que pueden ser licitados rápidamente por el Gobierno y serían un elemento fundamental para reactivar la demanda. También hay que tener en cuenta que dado que la construcción de la infraestructura es un proceso de largo plazo, es necesario que de forma permanente se alimente el pipeline con proyectos nuevos, pensando en lo que se va a construir en los próximos tres, cuatro o cinco años. Si se marchita el ritmo al que se vienen adjudicando los proyectos de infraestructura tendremos unos efectos negativos en el mediano y largo plazo.
