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Este, sin duda, es un ataque fundamentalista, que no fue gratuito, pues tiene sus orígenes en que la revista se ha burlado de símbolos islámicos, como el Corán, Mahoma el profeta de los musu lmanes o del Ramadán. Algunos radicales, entonces, decidieron vengarse. No se puede estar de acuerdo con esto, la prensa debe gozar de libertad en todas partes, respetando ella también las creencias y símbolos de cualquier comunidad. Yo, que profeso la fe musulmana, estimo que hay formas mucho más inteligentes de responder a publicaciones o viñetas que son críticas con la religión, por ejemplo, financiando documentales que muestren al mundo cómo se vive verdaderamente esa creencia en el Islam.
Yo no tengo duda de que los atacantes de ayer en París son radicales islamistas. Una de las últimas caricaturas de esta revista fue contra el líder del Estado Islámico (EI). Muchos de estos militantes son reclutados en países europeos.
Hay que tener en cuenta también que los islamistas radicales no están habituados a un entorno de libertad de expresión ni de prensa, como sí lo están los católicos o cristianos, que toleran más fácil las burlas a sus religiones. Los radicales han crecido bajo dictaduras donde no se admite la libertad de ideas.