Pico y Placa Medellín
viernes
0 y 6
0 y 6
En un país tan necesitado de buena información como el nuestro, siempre será bienvenida la producción de nuevas estadísticas; en este caso en especial, los datos demográficos tomados del Censo de 2018 y divulgados por el Dane la semana pasada. Una información que es fundamental para el diseño de la política pública y que seguramente va a traer modificaciones de algunas variables esenciales como el PIB per cápita nacional y regional, entre otras. Aún con datos preliminares, ya aparecen varios hallazgos importantes que van a requerir mayor investigación y, seguramente, cuando se cuente con información pormenorizada, va a haber otros descubrimientos.
Hay que destacar que con los primeros datos oficiales del censo se supera la incertidumbre que había sobre el tamaño de la población de Colombia. En 2018, según la nueva información ajustada, nuestro país tenía 48.258.494 habitantes. Cifra que está en la mitad entre la proyección hecha con datos del censo de 2005 (50 millones) y los primeros datos del censo de 2018 que se habían conocido el año pasado (45,5 millones).
Es importante constatar con las nuevas estadísticas en la mano, que la población colombiana se está envejeciendo y por esa razón está creciendo menos. Existe un índice de envejecimiento calculado con ellas que es de 40,38, lo que corresponde a que por cada 100 jóvenes menores de 15 años hay 40,38 personas mayores de 65 años. Los departamentos con el menor valor son Vichada, Guainía y Vaupés; mientras que los mayores son Quindío, Caldas y Risaralda.
En realidad, la anterior era una tendencia previsible. El envejecimiento de la población es una constante en el desarrollo de las economías y Colombia no podía ser la excepción. De una parte, se ha dado un rápido proceso de migración del campo a la ciudad, como lo muestra el censo, donde educar a los hijos es mucho más difícil y costoso. El resultado es una tasa de fecundidad que hoy es de dos hijos por mujer, por debajo del promedio mundial. De otro lado, con la mejora en el nivel de vida y las condiciones médicas de la población disminuyó la mortalidad. Con todo esto hay una población más anciana que vive más tiempo, y cada vez relativamente menos jóvenes.
El envejecimiento relativo de la población tiene consecuencias nocivas sobre los sistemas pensionales y de salud, en la medida en que hay menos jóvenes en la base de la pirámide para soportar a los viejos. Este fenómeno afecta incluso la formación de ahorro de los hogares. Es un tema gordo para tener en cuenta en las discusiones sobre la reforma pensional, en el diseño de las políticas sociales y en el ajuste de muchas partidas presupuestales.
También llama la atención que según el nuevo censo hay relativamente más mujeres (51,2 %), que hombres (48,8 %). Esa característica de nuestra población está acompañada de una situación que muestra que el porcentaje de hogares con jefatura femenina creció de un 20,9 % a 40,7 %, mientras que la jefatura masculina pasó de 70,1 % a 59,3 %. Rasgos de nuestra sociedad que propiciaron el ingreso masivo de las mujeres al mercado laboral.
Felicitaciones al Dane, entidad que utilizando las más modernas tecnologías ha entregado al país una información demográfica imprescindible. Con los nuevos datos se tiene una visión actualizada de nuestra sociedad y es posible prever su evolución futura.