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Así como en 2020 se apareció un virus que nos cambió la perspectiva de la vida, ahora en el 2023 la aparición de máquinas con habilidades creativas pasó de la ciencia ficción a la realidad y promete sacudir los cimientos de la humanidad.
ChatGPT, una inteligencia artificial (IA) capaz de responder a cualquier pregunta y escribir sobre cualquier tema como si fuera una persona informada, logró alcanzar los 100 millones de usuarios en menos de dos meses después de su lanzamiento, más rápido que cualquier otra aplicación en la historia.
Y no solo es ChatGPT, comienzan a aparecer muchas otras inteligencias artificiales, otras que escriben, que responden preguntas, algunas dibujan, otras diseñan, crean fotografías y videos como si fueran reales, de tal suerte que la creación de imágenes y textos por parte de IA pronto pasará de ser una novedad a ser parte de nuestra cotidianidad. Bill Gates pronostica que en 18 meses el modelo de educación podría empezar a sufrir cambios considerables, que estos chatbots se incorporarán como un asistente en las cátedras.
Ahora, algunos han comenzado a pasar de la euforia al pánico reflexionando sobre las posibles consecuencias que puede tener esta nueva revolución. No hay día en el que no aparezcan nuevas teorías sobre los millones de empleos que se van a perder por cuenta de las nuevas generaciones de IA o sobre los riesgos apocalípticos que, supuestamente, tendremos que afrontar.
Y es que se hace inevitable no hacerse cuestionamientos sobre los peligros potenciales que enfrentaremos cuando varios conocedores del tema han expresado públicamente su preocupación. El mismo Gates hizo un listado de los profesionales que podrían perder su empleo por cuenta de que la IA los puede reemplazar: entre otros, periodistas, escritores, contadores y encuestadores. Yuval Noah Harari –el historiador que se ha ganado gran reconocimiento descifrando el pasado y el futuro– afirmó en una entrevista en The Telegraph que nos estamos enfrentando “a la primera tecnología en la historia capaz de crear historias”. Le preocupa que “la nueva generación de IA no solo comparte el contenido que el ser humano produce, sino que ahora puede producirlo por sí mismo”.
La alarma ha llegado al punto de que varios profesionales reputados del mundo de la tecnología, entre ellos Elon Musk, firmaron hace unas semanas una carta en la que pedían una pausa de seis meses en el desarrollo de sistemas “más potentes” que el nuevo GPT-4 de OpenAI.
Pero, ¿qué tan preocupados deberíamos estar realmente? ¿Estas personas estarán exagerando? O, por el contrario, ¿será que el resto de los mortales estamos demasiado tranquilos? Como con casi todo, conviene moderar nuestras expectativas analizando lo que dicen los expertos.
El año pasado se realizó la segunda edición de la “Expert Survey on Progress in AI”, una encuesta realizada a más de 700 expertos que trabajan en el desarrollo de IA, indagando sobre sus expectativas respecto al progreso y posibles retos a los que se enfrentará la humanidad frente a los avances de estas tecnologías.
El primer resultado contundente es que el tiempo en el que los expertos encuestados pronostican que existirá una IA capaz de “realizar cualquier tarea mejor y más económicamente que los trabajadores humanos” –con una probabilidad del 50%– fue en el año 2059, es decir dentro de 37 años. La media de los encuestados también estima que la IA probablemente será “mucho mejor que los humanos en todas las profesiones” dentro de los 30 años que le siguen. Aunque, en décadas, parece lejano, que sea una fecha que se alcance en menos de dos generaciones lo hace incómodamente cercano.
Por otra parte, los expertos que creen que estos avances en la IA serán apocalípticos son bajos: el encuestado mediano estima que la probabilidad de que las consecuencias de la IA sobre la humanidad sean “extremadamente malas” es de apenas el 5%. Aunque sigue sin ser cero, la “extinción humana” por cuenta de la IA no es algo que desvele a los expertos. Aun así, el optimismo frente a estos avances tecnológicos ha venido bajando. En 2016, el encuestado mediano le daba un 45% de probabilidad a que los avances en la IA fueran “buenos” o “extremadamente buenos” para la humanidad. En el 2022, esta probabilidad había bajado al 30%.
En lo que sí están de acuerdo los expertos es en que se deben empezar a tomar medidas desde hoy para estar preparados para los efectos futuros de la IA. El 69% de los encuestados respondió que la sociedad debería priorizar “más” o “mucho más” la investigación sobre los riesgos de seguridad que vendrán asociados al desarrollo de nuevas IA.
Entre los que no somos expertos, lo mejor que podemos hacer es seguir informándonos. La IA llegó a nuestra realidad para quedarse. Y aunque asusta la probabilidad de que reemplacen muchas de nuestras funciones, para los expertos, en su efecto agregado para la humanidad, será positivo.
La inteligencia artificial traerá más oportunidades para la sociedad que peligros. Lo mejor es aceptarla en nuestras vidas desde ya..