x

Pico y Placa Medellín

viernes

0 y 6 

0 y 6

Pico y Placa Medellín

jueves

1 y 7 

1 y 7

Pico y Placa Medellín

miercoles

5 y 9 

5 y 9

Pico y Placa Medellín

martes

2 y 8  

2 y 8

Pico y Placa Medellín

domingo

no

no

Pico y Placa Medellín

sabado

no

no

Pico y Placa Medellín

lunes

3 y 4  

3 y 4

language COL arrow_drop_down

El fin del GEA: ¿qué sigue?

El anuncio de Argos y Sura no debe interpretarse como el ‘punto final’ del empresariado antioqueño, sino como un nuevo capítulo en su evolución.

30 de octubre de 2024
bookmark
  • El fin del GEA: ¿qué sigue?

Los libros de historia dirán que un día de octubre de 2024 se le puso punto final a uno de los más exitosos modelos empresariales del país, el mismo que se convirtió en referente para Antioquia y con el que se escribieron algunas páginas épicas de la región.

El conocido primero como Sindicato Antioqueño, y después como Grupo Empresarial Antioqueño (GEA), llegó a convertirse en una muralla que evitó durante 40 años que “corsarios” de otras tierras asaltaran y se tomaran las empresas de la región.

Lo que también se conoció como el enroque paisa terminó siendo un conglomerado de 125 empresas inscritas en bolsa, que cruzaban su propiedad accionaria una con otra, de manera tal que se hicieron impenetrables para capitales extranjeros. Así se consolidaron y llegaron a representar la mitad del Producto Interno Bruto de Antioquia y el 6,7% del PIB del país.

Ese capítulo llegó a su fin el viernes pasado con un comunicado en el que Grupo Sura y Grupo Argos, los grandes sobrevivientes del enroque accionario, le informaron al mercado que se convertirían en “Compañías independientes (...) que no sean inversionistas recíprocos, ni directa ni indirectamente”.

Con la firma de un Memorando de Entendimiento, ambas compañías buscarán una transacción definitiva que establezca los pasos para que Argos deje de ser accionista de Sura y, a su vez, Sura deje de ser accionista de Argos, un movimiento que, junto con el cambio de control en Grupo Nutresa tras el acuerdo de junio de 2023 con el Grupo Gilinski y la familia real de Abu Dhabi, marca el cierre del GEA.

La historia empresarial en Antioquia es tan antigua como el departamento mismo: la colonización de nuestras montañas no habría sido posible sin el impulso emprendedor. Las grandes explotaciones mineras del siglo XIX, como la Sociedad del Zancudo, no solo fomentaron que miles de personas adoptaran como hogar un territorio antes considerado inhóspito, sino que también trajeron tecnología y conocimientos extranjeros, enriqueciendo a una población aislada. Estas iniciativas además promovieron asociaciones entre pequeños capitales para financiar herramientas y maquinaria, generando un tejido empresarial colaborativo.

En el siglo XX, esta peculiar cultura empresarial evolucionó hacia la creación de industrias donde Antioquia consolidó la Sociedad Anónima como modelo, permitiendo que las compañías fueran propiedad de muchos pequeños accionistas, entre los que había fundaciones, empresas públicas y familias. De este entorno nacieron hace 90 años Cemento Argos, hoy Grupo Argos, y hace 80 años la Compañía Suramericana de Seguros, ahora Grupo Sura, junto con otras compañías icónicas como Coltabaco, Coltejer, Almacenes Éxito, Postobón y la Nacional de Chocolates.

Luego, hace 40 años, estas empresas, que eran patrimonio colectivo de los antioqueños, se vieron sometidas a intentos de tomas por parte de grandes grupos económicos de otras regiones del país, en un contexto de mercado bursátil incipiente y con escasa regulación. Los empresarios paisas decidieron crear una estrategia defensiva para proteger el patrimonio industrial de la región, que culminó en la formación del “Sindicato Antioqueño”.

Para evitar perder la Compañía Nacional de Chocolates ante una toma hostil liderada por Jaime Michelsen —un magnate bogotano que más tarde terminaría preso—, los presidentes de varias empresas antioqueñas hicieron una “vaca”. Con excedentes financieros y activos improductivos, lograron reunir un paquete atractivo para negociar con Michelsen, manteniendo las acciones de Chocolates y Noel en manos paisas.

Este esfuerzo no sólo preservó la propiedad regional, sino que fomentó ese modelo de participaciones accionarias cruzadas entre empresas antioqueñas. Esta telaraña empresarial generó externalidades positivas hacia empleados, instituciones públicas y proveedores, y además permitió que las compañías pudieran salir avantes de las crisis: cuando una enfrentaba dificultades, sus inversiones en otras compañías les permitían superar los momentos más difíciles.

Poco habla mejor de las virtudes de esta red de empresas que el hecho de que, incluso en los periodos más oscuros de violencia por el narcotráfico, estas lucharan por mantener sus sedes y preservar el empleo en Medellín.

Luego, a finales del siglo pasado, ante la apertura económica, esta estructura empresarial paisa no se quedó quieta, sino que impulsó con éxito su internacionalización. Bancolombia se listó en la bolsa de Nueva York, Grupo Sura se expandió por toda América Latina y Argos realizó inversiones que eventualmente lo convirtieron en el mayor inversionista colombiano en Estados Unidos.

Sin embargo, lo que funcionó hace 40 años no necesariamente aplica hoy. Aunque las participaciones cruzadas impulsaron el crecimiento regional, los mercados globales actuales prefieren empresas más simples y especializadas en un único sector. Esta tendencia hacia la simplificación no es exclusiva de Colombia: en México, grupos como Femsa y Alfa han reducido sus portafolios, mientras en Japón los famosos keiretsus, estructuras accionarias similares a las del GEA, también han optado por transitar hacia modelos más enfocados y menos diversificados.

Así las cosas, el anuncio de Argos y Sura no debe interpretarse como el “punto final” del empresariado antioqueño, sino como un nuevo capítulo en su evolución. No solo están intactos los buques insignia de las empresas construidas hace ya casi un siglo sino que, y sobre todo, de las entrañas de estas montañas parecen brotar todos los días nuevos emprendedores que están creando una nueva revolución empresarial en Antioquia. La idea es que, como la energía, la filosofía empresarial de la región no se destruya, sino que se transforme de acuerdo con los nuevos contextos. Las estructuras podrán cambiar, pero el espíritu emprendedor y la filosofía de beneficio público que dio origen a las empresas antioqueñas seguirán perdurando.

Sigue leyendo

Regístrate al newsletter

PROCESANDO TU SOLICITUD