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La economía mundial se resintió el mes pasado por las dificultades que atraviesa China por la rápida difusión del nuevo coronavirus (2019-nCoV), que ya contagió a 14.380 personas y provocó la muerte de 304, y que llevó a declarar una emergencia global de salud pública por la Organización Mundial de la Salud (OMS). La situación perjudica directamente la economía china, pero tiene repercusiones globales, con un contagio que se da por varios canales.
Algunos especialistas estiman que el efecto de esta epidemia sobre la economía china será diez veces más grande que el que tuvo el síndrome respiratorio agudo grave (SARS), que surgió en China en 2002 y que se propagó al mundo, con 5.327 personas infectadas, hasta que fue contenido en 2004. El PIB del segundo trimestre de 2003 disminuyó 2 %, pero se recuperó hasta obtener un crecimiento anual del 10 %.
En esta ocasión los efectos son diferentes y más importantes porque la estructura de la economía china cambió y está creciendo a un ritmo menor, cercano al 6 %. En 2003, la contribución del consumo de los hogares al crecimiento del PIB era de 37 %, mientras que en 2019 alcanzó el 58 %. Al mismo tiempo, el sector servicios representaba 42 % del total en 2003 y hoy pesa 54 %.
Así las cosas, las consecuencias sobre la economía china se dan por la vía del consumo. A este lo impacta la suspensión de las festividades del nuevo año lunar, las ciudades enteras que están en cuarentena, el bloqueo de las rutas y la suspensión de los vuelos comerciales. La desaceleración del consumo de la segunda economía del mundo afecta sus sectores de turismo, recreación, restaurantes, comercio y transporte, que podrían tener un crecimiento negativo en el trimestre.
La reducción del consumo de los hogares chinos amenaza al continente. Una desaceleración de Asia, que genera más de dos tercios del crecimiento del mundo, puede afectar a muchas grandes empresas multinacionales. Sin olvidar que Wuhan, la ciudad donde comenzó la epidemia, es un centro de actividad industrial y varias cadenas de valor mundiales se empiezan a resentir con los bloqueos y las ausencias de sus empleados. Ese es un canal de contagio para la industria china y mundial, porque China es el primer mercado para muchos vendedores internacionales y uno de los principales proveedores para la gran mayoría de los industriales en el planeta.
Los mercados bursátiles están reaccionando con nerviosismo ante las noticias y los índices bursátiles se desplomaron la semana pasada, ante la perspectiva de una contracción de la actividad económica en China. Por la misma razón cayeron los precios del petróleo que alcanzaron su nivel más bajo desde octubre de 2019. El precio del oro, el valor refugio por excelencia, se disparó por la incertidumbre.
La crisis sanitaria provocada por el coronavirus toma a la economía mundial en un momento de debilidad con un crecimiento estimado por el FMI de 3,3 % en 2020, en todo caso mejor que el 2,9 % de 2019 y con algunas noticias esperanzadoras como el acuerdo alcanzado entre Estados Unidos y China, como lo reportó el FMI en su último informe del 20 de enero (¿Tenue estabilización, lenta recuperación?). La expansión del coronavirus puede malograr la recuperación del comercio y la industria mundiales, que esto suceda o no va a depender de la duración de la crisis, que están buscando resolver con profesionalismo las autoridades sanitarias mundiales.