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Finalmente, la Corte Constitucional otorgó el último visto bueno que faltaba para que Colombia entre a hacer parte de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde), con plenos derechos. Para el alto tribunal el acuerdo alcanzado entre el Estado colombiano y la Ocde se ajusta a la Constitución en lo que se refiere a las inmunidades y concesiones que tendrán la organización y sus funcionarios en Colombia.
El año pasado la Corte había aprobado la exequibilidad de la Ley 1950 sobre el acuerdo de adhesión de Colombia a la Ocde, pero faltaba este último paso que el alto tribunal consideraba fundamental para lograr que el accionar de la Ocde en nuestro país sea “eficiente, independiente y neutral”. Concluye así un proceso de cerca de seis años, por medio del cual Colombia pasó a ser el miembro número 37 del organismo internacional, creado en 1961. El tercer país latinoamericano en alcanzar esa condición, después de México en 1994 y de Chile en 2010.
Colombia gana mucho con su ingreso pleno a la Ocde. Sobre todo, si se tiene en cuenta que esa institución se ha ido transformando desde su propósito inicial de dedicarse a la reconstrucción de las economías europeas destruidas por la Segunda Guerra Mundial. La Ocde es hoy un importante instituto de investigación, centrado en la cooperación para el desarrollo institucional. Su tarea consiste en recopilar información y realizar análisis en varios temas como el medio ambiente, mercado laboral, sistema educativo, entre otros. La idea es producir recomendaciones de políticas públicas para mejorar el desempeño de los países miembros de la entidad y facilitar la cooperación internacional. No hay que olvidar que los países de la Ocde y sus socios clave representan el 80 % del comercio y las inversiones mundiales.
Desde que inició el proceso, Colombia ha efectuado un detallado examen de sus prácticas de política pública en cerca de 22 áreas que incluyeron dentro de ellas inversión, lucha contra la corrupción en transacciones internacionales, gobernanza corporativa, gobernanza del gobierno, mercados financieros, pensiones, competencia, impuestos, medio ambiente, economía, salud etc. Un ejercicio muy valioso de diagnóstico y sugerencias para acercar al país a las mejores prácticas de sus socios en la organización.
Recientemente la Ocde realizó un completo estudio sobre la economía colombiana, el cuarto que realiza el organismo. Colombia sale bien librada de ese examen, donde se constata que el desempeño económico colombiano ha estado encima del promedio de la Ocde. Sin embargo, Colombia tiene grandes desafíos y en el documento se proponen soluciones que se benefician de tener una mirada externa de nuestros problemas. Sin entrar en el detalle, hay un punto en especial que se destaca en el diagnóstico, la baja productividad laboral muy por debajo del nivel promedio de la Ocde. La agobiante informalidad laboral (60 %) que padece el país, es al mismo tiempo causa y consecuencia de esa baja productividad.
De otro lado, la Ocde insiste en la necesidad de que Colombia se aleje de los motores tradicionales del crecimiento (las industrias extractivas intensivas en capital), que ya alcanzaron sus límites. Se insiste en la necesidad de abrir más la economía, porque no hacerlo afecta la vinculación a las cadenas globales de valor y la posibilidad de romper esa dependencia con las industrias extractivas. Con el ingreso pleno a la Ocde nos seguiremos enriqueciendo con esos diagnósticos, que nos hacen medirnos con otros referentes, ojalá los tengamos en cuenta.