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Periodista y editor de textos

Ortografía para todos: ¿El idioma inglés invadió al español? (I)

Una historia muy rápida del español

17 de octubre de 2024
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Sí, las lenguas invaden, las lenguas permean... Los hablantes tendemos a ser esnobistas, o esnobs, como prefiere la RAE. Esnobista es aquel que, dice el Diccionario de la lengua española, diccionario que solo incluye la forma esnob, “imita con afectación las maneras, opiniones, etc., de aquellos a quienes considera distinguidos”. Es natural, propio de nuestra naturaleza, que imitemos sin mucha conciencia a aquel que consideramos superior. Y la verdad es que Estados Unidos es una potencia económica hace mucho rato, y esa virtud lo convierte en potencia cultural. Medio mundo quisiera vivir como en Estados Unidos o en Estados Unidos. Es un sueño, por supuesto, pero un sueño con mucha realidad.

La lengua del más fuerte se impone. La lengua del imperio. Por eso hablamos una lengua romance, es decir, hija, o nieta, del latín, el idioma del Imperio romano. Y digo nieta porque realmente la madre es el latín vulgar, es decir, el de la calle, el del mercado, el de los soldados, no exactamente el de Ovidio o Cicerón. Esa base latina, tan vieja, ya venía mezclada con algo de griego, porque Grecia era un imperio del pensamiento. Nuestro alfabeto latino es griego, y les llegó a través de los etruscos. Tenemos la y, que también llamamos i griega, porque los romanos tuvieron que añadirla a su alfabeto. Y tuvieron que hacerlo porque, como eran un imperio, invadieron Grecia a mediados del siglo II a. C. y robaron palabras que los obligaron a incorporar esa y. Gracias a Grecia hoy podemos decir biología (bíos ‘vida’ y logía ‘logía’). Y gracias a Roma decimos vida (vita).

Cuando los romanos llegaron a la península ibérica, a Hispania, allí ya había seres humanos, cultura, como cuando Colón llegó aquí: no encontraron reses, elefantes y micos. Había gente, había palabras. Los fenicios habían llegado mucho antes y fueron los que le pusieron el nombre Hispania, aunque esta versión española es la adaptación que los romanos hicieron, porque ellos y los fenicios hablaban lenguas muy muy diferentes. Los vascos, un pueblo viejo y misterioso, nos legaron izquierda (ezkerra), que usamos en vez de la latina siniestra (sinistra), además de varios vocablos con rr: aquelarre, chatarra, pizarra, zamarra. Tenemos palabras cuyo origen no conocemos, pero sí sabemos que son más viejas que la llegada de Roma: barro (algunos dicen que es celta, y los celtas estaban antes), charco, manteca, perro... También plomo es más vieja: los romanos decían plumbum, pero la aprendieron cuando llegaron. Resulta que en la península había mucho plomo, tanto que había más cantidad en la atmósfera de la Hispania romana que en la contaminada de hoy.

El árabe necesita un libro. Los árabes se metieron con su espada en el siglo VIII y se fueron en el XV, en tiempo de Colón. Los echaron, más bien. Y dejaron, entre otros elementos culturales, palabras, obvio... La palabra transporta a la cultura: limón (que viene más atrás del persa y más atrás del sánscrito), naranja (recorrió el mismo camino de limón), matraca (esta sí del árabe clásico), zaguán... Y tantas que empiezan por al-: alcalde, alacena, alcohol, almohada... Antes de los árabes llegaron las tribus germánicas, que la gente de la península llamaba bárbaros. Decimos guerra, del germánico werra, pero enfrentamiento bélico, del latín bellĭcus.

En la próxima termino y llego al punto.

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