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No quisiera quedarme corta en este espacio, para entregar un testimonio de los que dan alumnos, en su examen final. Eso es lo que hoy siento en este reto, de escribir, mis lecciones aprendidas como homenaje a Mi Maestro NICANOR RESTREPO
¡Aquí estoy Maestro! Estas son algunas de tantas lecciones que aprendí de ti:
Aprendí el poder de la sencillez, a servir con entrega y dedicación.
Aprendí el valor de sentarse en la última fila, para no correr el riesgo de estar en la primera y que luego lo pasen a uno a la fila de atrás.
Aprendí que hay que entregarles la voz a los que no tienen voz. Un día en una teletón de una tragedia le dijiste a una líder de Cajibío que tenía temor de hablar ante las cámaras de la TV: “coge ese micrófono y no lo sueltes, que tú sabes más que nadie del dolor”.
Aprendí que cuando se está en un lugar, es allí y con esas personas a los que se dedica el tiempo, sin afanes y con disfrute, si no es mejor no ir. Decías “uno escoge en qué mesa y con quién se quiere tomar un tinto”.
Aprendí que hay mucho por entregar, no importa con quién, ni para quién se trabaje, solo lo que hay el corazón se entrega con compromiso.
Aprendí... que cada llamada se responde, se dice la verdad de lo que se piensa, se orienta y se cumple lo que se ofrece.
Aprendí, aprendí... y seguiré aprendiendo de tu sabiduría.
Aprendí que podemos hacer un “ Cambalache”. Cambiar el dolor, por el servicio.
“Cambalache” es una muy buena lección, de tantas que aún tengo para contar, hoy la ofrezco como homenaje a Mi Maestro. Gracias Dr. Nicanor.
