Por César A. Mesa C.
Institución Universitaria Envigado
Facultad Derecho, quinto año
cesarperiodista71@gmail.com
Se han preguntado los gobernantes de turno ¿cómo es la situación actual de los servidores públicos y sus familias? Creería que no, porque vemos en medios masivos de comunicación denuncias de personas a las que sus jefes o empleadores obligan a laborar.
Entonces se suscita la pregunta, ¿dónde se encuentra el Ministerio del Trabajo que no ejerce su función de vigilar y sancionar a estos jefes administrativos? Acaso ha llegado la humanidad a deteriorar su interior que no importa una pandemia y los resultados que esta viene produciendo en el entorno familiar y este a su vez se vuelve efecto dominó, porque allí en el seno del hogar de este servidor público se desata una ola de diferentes problemas comportamentales, o acaso, ¿es usted de otro planeta, inmune al covid-19? Creería que no.
El servidor público tiene un estrés postraumático, que lo ha llevado a desempeñar su cargo de una manera casi violenta ante el público que atiende en su puesto de trabajo presencialmente.
Usted señor gobernante, ¿realmente ha visitado el hogar de un servidor de menor rango en la escala laboral de su entidad? ¿Y ha analizado cómo es su situación social y familiar?... Son muchos los interrogantes que nos hacemos los que trabajamos en su momento con las entidades del Estado colombiano.
Y para agravar el deterioro de la salud mental de estos servidores, se aumentan las enfermedades mentales cada cuatro años, cuando vienen cambios de los gobernantes. Meses antes, los funcionarios de provisionalidad y contratistas empiezan con dolores fuertes de cabeza, escalofríos, se comen las uñas, no se hallan y otros síntomas, y su fuente es clara, viene cambio de gobernante, y con ello, el cambio de personal, “a lo mejor usted ya no sigue en la próxima administracion publica”. Ahí inicia un mal llamado estrés postraumático laboral. Y vienen diferentes problemas que desencadenan enfermedades mentales con consecuencias nefastas.
Señor gobernante, los servidores públicos no son de otro planeta, y para que su administración fluya en la función pública, tenga más contacto con cada uno de ellos, no delegue solamente en profesionales o jefes de dependencias, vuelva a ser humano, los robots ya casi vendrán a reemplazar esa labor, pero, por ahora, humanidad laboral de los gobernantes de turno.
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