Por Agostinho J. Almeida
La construcción de una red de innovación es un componente clave de las estrategias de innovación de diferentes tipos de organizaciones. Ya sea dentro de la misma organización o en un ecosistema más amplio, su existencia puede aumentar la disponibilidad de recursos (por ejemplo: dinero, personas o tecnología), promover la eficiencia y las economías de escala, acelerar la transferencia de conocimiento y tecnología, introducir diferentes puntos de vista en la ecuación, aumentando así la diversidad de ideas, o, simplemente, promover el desarrollo de capacidades y una cultura de innovación.
Antes de establecer o fortalecer una red de esta naturaleza, he aprendido que hay diferentes tipos de recomendaciones que deben tenerse en cuenta. En primer lugar, es importante comenzar con una estrategia clara, simple y fácil de comunicar. Definir esa aspiración estratégica desde el principio hace toda la diferencia del mundo cuando se trata de lograr que personas y otras organizaciones formen la red: el para qué suele ser un motivador y ancla en la conexión emocional inicial. No empezar de cero. Existen muchas redes que pueden compartir el mismo objetivo y propuesta de valor. Expandirse, pero no de manera descontrolada. Es importante comprender el alcance y la extensión de la red que se desea construir para evitar tener conexiones y nodos de dimensiones inmanejables. Además, las redes son un medio para un fin: su tamaño puede desenfocar los objetivos estratégicos.
Construir y generar valor de las conexiones formales e informales. Hay un valor intangible alto en el intercambio informal entre los elementos de la red que no se debe pasar por alto: muchas veces aportan una agilidad, diversidad y réditos inesperados. No menospreciar las idiosincrasias y necesidades de los diferentes miembros de la red. Actores como universidades, start-ups, empresas, personas naturales; todos tienen requerimientos y propósitos diferentes. Se vuelve clave estructurar y desarrollar la red, su propósito y dinámica teniendo en cuenta las características y foco de cada uno.
Teniendo en cuenta que las redes dependen en su mayoría de conexiones y alianzas entre seres humanos, es crucial la comunicación y la confianza. Los dos van de la mano y son clave para la configuración, el desarrollo y la sostenibilidad de cualquier red de innovación. La generación de confianza es un pilar vital en la construcción de relaciones de valor; y para eso la comunicación juega un rol fundamental, para promover el acceso a información de la manera más democrática posible. Finalmente, el éxito de una red de innovación también depende de asegurar que la red no se vuelva dependiente de un único y eterno liderazgo. A pesar de tener que existir un liderazgo inicial, un nodo que promueva y articula esas primeras conexiones y continuidad inicial, la red debe ser capaz de volverse sostenible en el sentido de que los nodos y conexiones (formales e informales) se vuelvan suficientemente dinámicas y fuertes para seguir generando valor desde diferentes liderazgos.