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Es urgente reformar completamente el gobierno corporativo de la empresa y devolverle su autonomía administrativa.
Por Diego Mesa Puyo* - d.mesapuyo@columbia.edu
Este domingo la ciudad tiene la oportunidad de recuperar uno de sus activos más importantes: EPM. La empresa más importante del departamento, la cual se había caracterizado por la excelencia en la prestación de servicios públicos domiciliarios gracias a un equipo técnico y de alto nivel, hoy requiere un plan de rescate estructural que le permita superar los desafíos que enfrenta actualmente. Existen cuatro frentes críticos que, si se abordan estratégicamente, pueden sentar las bases para recuperar la empresa y hacerla protagonista de la transición energética a nivel nacional, al tiempo que se incrementan las transferencias al municipio, que en el periodo 2020-2023 fueron de 6.4 billones de pesos.
Primero: gobierno corporativo, independencia y autonomía. Es urgente reformar completamente el gobierno corporativo de la empresa y devolverle su autonomía administrativa. Un primer paso podría incluir un Acuerdo Municipal para reformar los estatutos y establecer que la junta directiva sea liderada por un presidente independiente. Es fundamental volver a tener una junta directiva independiente y del más alto nivel, que este compuesta por miembros con conocimientos y experiencia técnica, financiera o comercial. Inclusive, el Concejo debería explorar la posibilidad de aprobar una capitalización a través de un proceso de democratización accionaria, como ya se ha hecho exitosamente con Ecopetrol e ISA, y en el cual se debe dar prioridad a los usuarios actuales.
Segundo: rigor financiero y técnico. La competencia y la eficiencia técnica y financiera son elementos esenciales para la recuperación de EPM. La empresa debe garantizar que quienes lideren las diferentes unidades de negocio sean profesionales calificados y tengan la experiencia requerida. Inclusive, se podría pensar en convertir a EPM en un holding con filiales especializadas en generación, transmisión y distribución de energía, y gas natural. La empresa debe, además, propender por buscar socios privados para estos negocios a través de vehículos que permitan que el capital privado supere el 10 por ciento del total. La nueva EPM debe optimizar su estructura de capital, evitar el endeudamiento excesivo, y explorar nuevas formas de financiación de proyectos.
Tercero: recuperar la confianza, la transparencia y el respeto. La confianza es uno de los activos más valiosos al interior y al exterior de EPM, y su recuperación es crítica para la empresa. Esto implica volver a valorar a los funcionarios de carrera, respetando su experiencia, trayectoria y competencias técnicas. La administración debe comprometerse a manejar de manera transparente y pulcra los recursos públicos, erradicando por completo la corrupción en cualquiera de sus formas. Es urgente que se vuelvan a adoptar procesos de contratación ágiles y transparentes, y que las relaciones con los sindicatos, los diferentes niveles de gobierno y la banca nacional e internacional se basen en la transparencia y el respeto.
Cuarto: proyectos estratégicos. El futuro de EPM pasa también por completar exitosamente la segunda fase de Hidroituango y recuperar el terreno perdido en liderar la transición energética a nivel nacional, mejorando la competitividad y la eficiencia tarifaria en beneficio de los usuarios.
La recuperación de EPM tomará tiempo, pero estas reformas pueden allanar el camino para una transformación sólida y duradera. EPM es una responsabilidad de todos y su futuro empieza por hacer una buena elección mañana.
*Miembro Distinguido Visitante del Centro de Política Energética Global de la
Universidad de Columbia en Nueva York.