Los escándalos de corrupción en el mundo, que se reproducen cada día como una epidemia y llenan el espacio de los noticieros, los periódicos y los programas de debate y discusión sobre la actualidad, y sacuden a la opinión pública atenta en las redes sociales, trascienden la vida cotidiana y la coyuntura. Algunos analistas, profesores universitarios, intelectuales y hasta líderes emergentes de la política, cuando se refieren a la corrupción en América Latina y, puntualmente, en Colombia, afirman que es un problema cultural, es decir, propio de nuestras sociedades desordenadas y folclóricas, y que fenómenos como el clientelismo y el rentismo en la política son únicos, inherentes a la historia que hemos vivido. En conclusión, somos corruptos...