Como suelo hacerlo apenas empiezan las vacaciones, comparto un par de historias que surgen Desde el cuarto:
El bicho: ambas se quedaron dormidas sobre los libros y cuadernos un poco antes de las 2 a. m. Era martes de verano y las ventanas del cuarto permanecían abiertas. De repente, una de ellas saltó y emitió un grito alarmante para la hora y para el silencio. La otra se despertó más asustada todavía y articuló algo así como: ¿Qué pasó? ¿Por qué gritas?, encogió su cuerpo (específicamente brazos y hombros) mientras su compañera dejó ver asco y fastidio en el rostro (puntualmente ojos y boca).
Durante diez minutos, las mujeres del tercer piso movieron cuadernos, libros y cojines, almohadas, esferos y calculadoras que utilizaban antes de dormir...