Qué fácil mentir. El triunfo de las mentiras. Por ignorancia se puede transmitir una, pero ahora se difunden a propósito, para generar caos y obtener determinado propósito. Brilla acá la política y los políticos. Acá lo vivimos en varias campañas del uribismo, basadas más en inventar denuncias de rivales que en exponer ideas y programas. Y los demás copian ya.
Para gobernar parece necesario mentir. Un gobernante es, al final de cuentas, un mentiroso. Promete y no cumple. Hace para encubrir. Ignora las necesidades para favorecer su círculo.
Hoy la política se basa en tener poder, para inflar el ego, para obtener beneficios, no para mejorar a los demás. Para eso todo vale.
En Medellín, el alcalde inventa para justificar acciones u omisiones, o para mostrar logros inexistentes. Y mienten quienes buscan revocarlo. El fin justifica los medios.
El presidente Iván Duque dice sin sonrojarse que respalda la paz y los instrumentos del acuerdo. Y otras falacias, como resaltar cualidades de incapaces y cuestionados funcionarios que nombra.
Todos mienten. Difícil creer en algo o en alguien. Discursos coherentes hay pocos y muchos se estrellan cuando llegan a la práctica.
No es solo mal de gobiernos y políticos. Con covid-19 fue igual. Con pasmosa facilidad personas capacitadas lanzaron remedios, curas y conjeturas.
Las redes sociales ayudan, por su inmediatez y porque en pocas partes como en ellas se deja ver la ignorancia de las personas —hasta de las más “educadas”— y la mala intención de muchos. Lanza que algo quedará, acusa que sembrarás dudas. Ataca y contrataca. Así, más importante que un buen ideario o programa es tener un experto en redes para que acabe con los rivales. O para que invente.
No solo en ellas. Si vamos a los medios, la manipulación de la información no solo indigna, sino que aumenta las falsedades hasta irlas convirtiendo en verdad. Expresan intereses políticos, económicos, religiosos o de otro tinte. Y no se trata de otro lado de la realidad, es puro manejo.
Por eso se confunde la actualidad como tal. La crean para favorecer x o y circunstancia, persona o producto.
Se miente, además, porque hay quienes —multitudes— se tragan toda clase de falsedades sin el menor asomo de duda. Esta aparece solo para cuestionar a aquel en quien no se cree, pues así lo sugiere en quien sí se cree.
Lamentable derivación de la modernidad, del mundo de hoy. Hay que ganar, ser excelentes, detentar poder, obtener dinero fácil, primar sobre los demás, sea como sea. La mentira es ahora el medio.
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