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El 18 de abril de 1826 el entonces presidente encargado Francisco de Paula Santander nombró por decreto a Medellín como capital de Antioquia. Fue una batalla que empezó a vislumbrarse desde 1812 cuando, en medio de la Patria Boba, Antioquia vio la necesidad de tener su propia constitución y, para ello, la Junta Provincial se tenía que reunir, como era lógico, en la capital, Santa Fe de Antioquia. Pero, los cabildantes de Medellín expresaron que no se sentían cómodos en esa ciudad, por las rencillas históricas entre ambas, y pidieron que se reunieran en la villa de Medellín.
En medio de las discusiones llegaron al acuerdo de reunirse en Rionegro y allí se promulgó la primera constitución que tuvo Antioquia (nada qué ver con la Constitución liberal de Rionegro, de 1863). Las ínfulas de grandeza de la villa de Medellín eran evidentes aunque, la disputa por la capitalidad con Rionegro parecía que, por momentos, la perdía. En esos años, los primeros gobernantes de Antioquia, que ya no dependían de España, se fueron a despachar, por diversas razones, desde Rionegro, como Juan del Corral y su sucesor Dionisio Tejada. Las intenciones, disputas y rencillas por la capitalidad tuvieron que cesar durante la reconquista española y las batallas definitivas de independencia.
Pero para los medellinenses el tema siguió latente. Tan es así que el cabildo de la ya entonces ciudad (promulgada como tal por Juan del Corral), envió en 1826 la solicitud oficial a Santander para que declarara a Medellín como capital de Antioquia.
Y aunque las razones que conoce la historiografía oficial explican sobre comercio, número de habitantes, clima, etc. para tomar la decisión, el puntillazo final tuvo que ver con una mujer. Cómo les parece que el gobernador de la provincia de Antioquia, desde 1825, era el cartagenero Gregorio Urreta quien estaba enamorado de una chica de Medellín llamada Rosalía Saldarriaga. Y cuando le pidió la mano ella le dijo que jamás se iría a vivir a Santa Fe de Antioquia. Así que Urreta, que era amigo personal de Santander, le pidió el favorcito de nombrar a Medellín como capital (para él poder despachar desde aquí al lado de la amada). Cuando la petición del Cabildo de Medellín llegó a Santander, ya todo el lobby de Urreta estaba hecho. Este señor sería, 28 años después, el suegro de nuestro inolvidable Manuel Uribe Ángel.
