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Amable lector: En épocas recientes se hizo más duro el enfrentamiento verbal de los expresidentes Juan Manuel Santos, Ernesto Samper y Andrés Pastrana. Las vergonzosas acusaciones que se hacen y las replicas a éstas solo consiguen empeorar la mala imagen que dejaron como gobernantes, en particular los dos primeros.
El elefante, del proceso 8.000, que no permitió ver la ayuda del narcotráfico en la campaña del doctor Samper da la impresión de que aún aparece en los alrededores de la casa de Nariño. Y la paz duradera firmada por el premio nobel cada vez está más lejana.
Es cierto que los grupos guerrilleros, en número de delincuentes, son menores. Sin embargo, los que se escindieron y los demás que no quedaron en el acuerdo perdieron los ideales políticos de hacer un mundo mejor, para dedicarse al lucrativo y sucio negocio de la coca. Lástima que el gobierno actual no haya procedido con la firmeza que requiere el peor de los males que nos agobia.
Los que se quedaron en el monte y los que están en Venezuela, en lugar de atacar y destruir poblaciones indefensas, ahora se ocupan más en asesinatos selectivos. Los muertos son menos, pero las ganancias de la droga maldita son mucho mayores.
Lo mejor que podrían hacer los exmandatarios es guardar silencio y meditar sobre los beneficios y privilegios que han recibido, a cambio de lo poco que hicieron, para mejorar el bienestar de la comunidad.
Las personas de este país, al elegir el próximo presidente, ojalá lo hagan a conciencia. Quienes apoyan a los candidatos de izquierda serán los responsables de tener un país más pobre y con menos libertad. Al final, como ocurre en otros lugares, la corrupción y los beneficios indebidos se acumularán en unos pocos.
De los demás aspirantes a regir los destinos de Colombia el mejor candidato será el que ofrezca mayor seguridad y orden a quienes están trabajando, buscando un empleo, estudiando o disfrutando de su pensión de jubilación.
Dicho en otras palabras, el mejor candidato será el que tenga más carácter para ejercer la autoridad como jefe de Estado. Así la mayoría de los colombianos no sentirán miedo cuando hablen los directivos de Fecode y otros pocos anarquistas.
La pobreza solo se podrá superar si, como ocurre en los regímenes comunistas, no se permite que unos pocos tengan la facilidad de parar un pueblo cuando les provoque.
El contratista Tapias debería permanecer entre tapias, que mientras más resistentes y juntas, mucho mejor
