Me gustaría abordar el tema de un artículo reciente del periodista italiano Eugenio Scalfari: el laberinto. El concepto del laberinto se remonta a la historia de Teseo y Ariadna de la mitología griega y, con el tiempo, se ha convertido en objeto de fascinación en el mundo del arte y, dirían algunos, también en el de la filosofía. Los laberintos han inspirado el diseño del piso de las catedrales y de grandes jardines. Su influencia se extiende incluso a los perturbadores laberintos en “The Shining” de Stanley Kubrick, los vertiginosos dibujos de M.C. Escher y las fantasías laberínticas de Jorge Luis Borges.
Pero nadie podría perderse en el laberinto de Cnosos, Creta, el de Teseo. Si imprimimos una vista aérea del laberinto y seguimos su trayectoria...