El Evangelio dominical trae el texto de las bienaventuranzas. Vale la pena convertirlo en palabra para nosotros hoy.
«Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos”. Estas son las personas que aman y sirven desinteresadamente a los demás, que no buscan el reconocimiento, ni la recompensa, ni el prestigio, que no les interesa el poder ni el dinero, y que por esta desposesión son semejantes a Jesús pobre que pasó ofreciendo el Reino gratuito del amor. “Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra”. Estas son las personas que no buscan peleas ni se dejan provocar por la agresión, que vencen el odio con la magnanimidad y son capaces de responder con actos buenos a quienes les hacen mal....