¿Qué tan fácil es ser uno mismo en Medellín? ¿Cuántos toman a diario decisiones basadas en el llamado quedirán? ¿Es posible mostrar emociones en ciertos ambientes y salirse del molde si así se quiere? Es domingo y en la fila del supermercado hay una pareja. Él va desocupando con rapidez el carrito ante la caja registradora hasta que suena un celular. Su esposa, que está detrás, contesta: “Hola querida, estamos mercando porque mañana salimos para Balsillas”. Y ahí, en plena conversación, el marido le arrebata el celular para decir: “mamá, estamos de afán; Cecilia no puede conversar”. Y ella, silenciada, baja la mirada y se muerde los labios para no llorar ante la gente que mira. En otro lugar de la ciudad, una mujer joven se queja. Decidió no...