Pico y Placa Medellín
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Amanece, anochece, vamos, venimos, paramos en un vacío (hay gente que duerme de pie y con los ojos abiertos), acusamos a otro de lo que no nos ha pasado.
Por josé guillermo ángel r. - memoanjel5@gmail.com
Estación Tiempo Encogido, a la que llegan unos sudando y otros alterados, algunos viendo que les faltó algo y muchos que alegan que duermen menos y les rinde ídem, sin que falten los que digan que la tierra ha comenzado a girar más rápido y entonces (como en los asteroides de El Principito), uno se acuesta, da una vuelta en la cama y ya está amaneciendo. Y por esa fila que entra en la estación, siguen los que preparan excusas, los que dicen que la factura de servicios les llegó más rápido (y con algún agregado), los que protestan contra algunas compañías telefónicas que comienzan a cobrar desde antes de la fecha, los que ya están en navidad y venden productos para la fiesta de fin de año, los que tratan de hacer rendir el tiempo y entonces no acaban las obras contratadas, los que ya no saben si es martes o viernes, los que son acosados por el marketing inteligente (relojes con marcadores de pasos, estado de la presión, notificaciones de redes, ideas que no se necesitan etc.), los que se miran al espejo y ven más canas y arrugas, en fin, el tiempo no rinde, a menos de estar en odontología, esperar a alguien o estar en un trancón vehicular.
Pero, en realidad, el tiempo es el mismo y si lo sentimos correr acelerado es porque lo hemos fraccionado tanto que ya no se camina, sino que se salta: citas (dos o tres al día), trabajos inesperados (apagar incendios), adicción a las redes, presiones para que los asuntos sucedan de inmediato, acosos (laborales, sexuales, intelectuales), noticias falsas que llevan a polarizaciones, emociones nacidas de los delirios, actualidad anunciando lo peor y con análisis tendenciosos, tiempo perdido en transporte, cumplimiento de dietas y ejercicios. Y el día avanza yendo de un lugar a otro, devolviéndose, olvidando (olvidamos lo que no queremos hacer), y bueno, ¿qué se hizo realmente en el día? No se sabe, solo que fue un revoltijo.
Amanece, anochece, vamos, venimos, paramos en un vacío (hay gente que duerme de pie y con los ojos abiertos), acusamos a otro de lo que no nos ha pasado. Pero en verdad, el tiempo no rinde porque se pierde. ¿Cuánto tiempo perdemos con el celular? ¿Cuánto metidos es lo que no es pertinente? ¿Cuánto en buscar malestar en lugar de tranquilizarnos? ¿Cuánto en dejar las cosas para mañana (procrastinación)? ¿Cuánto en esperar lo que no construimos? ¿Cuánto en ir de un lugar a otro de la ciudad (pasa con las citas médicas), cuando hay un sitio cercano que podría resolver el problema? Pero bueno, desordenados como estamos, todo se desordena. Y el tiempo corre porque asimilamos la conducta del hámster, que camina y camina sin llegar a ninguna parte.
Acotación: si hacemos lo efectivo, una hora es una hora. Y lo efectivo es llegar y no estar saltando.
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