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La estupidez no tiene una causa sicológica sino sociológica: es contagiosa. La estupidez de uno necesita de la estupidez de otro y según Dietrich Bonhoeffer, teólogo alemán opuesto al régimen Nazi que fue encarcelado, trató de analizar ese comportamiento; pues, siendo el pueblo alemán uno de los más cultos, avanzados de Europa y del mundo en lo científico, tecnológico y cultural, cómo era posible que sus compatriotas estuvieran apoyando fervorosamente a Hitler y sus políticas irracionales para concluir: los alemanes fueron víctimas de una estupidez colectiva.
Con posterioridad a Bonhoeffer, en 1976 el historiador y economista italiano, Carlo Cipolla, siguió la misma lógica del alemán y condensó en 5 leyes la teoría de la estupidez; un ensayo según el cual, la describió como la mayor amenaza existencial para la humanidad:
1. “Siempre se subestima el número de estúpidos en circulación”. “Día tras día, con una monotonía incesante, vemos como entorpecen y obstaculizan nuestra actividad individuos obstinadamente estúpidos que aparecen de improviso en los lugares y en los momentos menos oportunos”.
2. La probabilidad de que una persona sea estúpida es independiente de su educación, inteligencia; o sea, se distribuye en todos los segmentos de la población. “Personas que uno ha considerado racionales e inteligentes en el pasado, en un momento dado se comportan de manera estúpida por una recaída de su personalidad”.
3. El estúpido ocasiona daño a otras personas y a sí mismo sin lograr ningún beneficio.
4. Son impredecibles. Los no estúpidos siempre subestiman el poder dañino de los estúpidos.
5. Los estúpidos son más peligrosos que los bandidos y los malvado. No hay nada más peligroso que un estúpido con poder, según Bonhoeffer.
“Entre los burócratas, generales, políticos y jefes de estado se encuentra el más exquisito porcentaje de individuos fundamentalmente estúpidos, cuya capacidad de hacer daño al prójimo ha sido (o es) peligrosamente potenciada por la posición de poder que han ocupado (u ocupen)”.
Guardadas las debidas proporciones de tiempo y lugar por lo ocurrido en otros países, hay mucha similitud con nuestra situación y pareciera que aún no hemos percibido la verdadera dimensión y gravedad de los hechos que ocurren en el país, cuando la estupidez colectiva se ha impuesto a mayorías silenciosas; como si la democracia fuese tan endeble y sin blindaje para no reaccionar ante tal amenaza.
En estos dos largos años del gobierno Petro, nada que apareció la paz total ni las grandes transformaciones prometidas por el Pacto histórico: solo decepción, desesperación e incertidumbre frente a las propuestas desafiantes ante el Congreso: reformar el sistema pensional, laboral y de salud (que antes funcionaba), el más grave deterioro del orden público y de inseguridad ciudadana, porque los grupos subversivos violadores de la ley siguen protegidos y los cultivos de coca desbordan las 300 mil ha..
El sector minero-energético en crisis, escasez de gas natural, suspensión de los contratos de exploración y el mayor detrimento patrimonial de la Estatal Ecopetrol, el más bajo crecimiento económico y más alto déficit presupuestal que sobrepasa los $50 billones, frenadas las 4G de infraestructura, particularmente en Antioquia, corrupción en todos los estamentos oficiales, ...etc., etc..
Y ante todo esto, cabe preguntar: ¿cómo es posible que la estupidez haya alcanzado tan altas posiciones de poder y de autoridad sin que los órganos de control los hayan judicializado?; para no mencionar otra amenaza que pretende insultar la democracia representativa del Congreso: una consulta popular cuyo costo sobrepasaría el medio billón de pesos.
