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Cuando el 7 de agosto pasado asumió la primera magistratura el presidente Petro, muchos colombianos pensaron que había llegado la hora del cambio y el remozamiento de las instituciones, con un gobierno serio y responsable.
Quienes no acompañamos al Pacto Histórico guardábamos nuestras reservas sobre esa administración que se iniciaba con oscuros augurios por sus propuestas desenfocadas y populistas.
El presidente Petro en sus discursos ya no como candidato, sino como presidente, deja entender que sigue en campaña, lo mismo que varios de los ministros.
Bien pronto se ha desatado el desconcierto en una opinión pública inquieta con el Pacto Histórico en el gobierno.
El presidente parece tener como lema de su gobierno la frase de Voltaire: “Gobernar es el arte de crear problemas con cuya solución mantiene a la población en vilo”.
Nos preguntamos entonces si estamos cayendo no ya en el desgobierno, sino en la anarquía.
La ministra de Minas, Irene Vélez, con las afirmaciones categóricas de que no habrán nuevos contratos de exploración de petróleo y gas, y que el carbón será descartado como fuente de divisas, despertó el nerviosismo entre los inversionistas nacionales e internacionales sobre la estabilidad económica del país, por cuanto estos representan buena parte de nuestras exportaciones.
La consecuencia inmediata de tan irresponsables declaraciones ministeriales: el dólar ha subido a niveles nunca vistos y ya superó la suma de 5.000 pesos.
Bajo el mandato de Petro el país parece encaminarse hacia una tempestad perfecta: inflación alta, dólar por las nubes y bajo o nulo crecimiento, es decir recesión, como el propio presidente lo anunciara para el próximo año, hipótesis que confirman los organismos internacionales.
A las puertas de una recesión, el gobierno ha planteado una nueva reforma tributaria que golpeará duramente los ingresos de la población y de las empresas, cuyas tesorerías están ya exhaustas con la carga impositiva. ¿Será esto lo apropiado en una economía en crisis?
El anuncio de “democratizar” tres millones de hectáreas siembra el desconcierto en el sector agropecuario. Es populismo puro, banderas utópicas para el divertimento de la galería del pacto histórico,
Noticias como la “nueva política antidrogas” y el cese de la erradicación de cultivos ilícitos, nos colocan sobre las 210.000 hectáreas sembradas y nos dan el primer lugar en el mundo como país productor de coca.
La corrupción sigue como un león rampante, saqueando el presupuesto de los municipios, los departamentos y la nación, con la mayor tranquilidad y seguridad de los salteadores del Estado.
Casos como los que vemos en administraciones de ciudades como Medellín y Cali y otras entidades son absolutamente alarmantes.
Y frente a esto, ¿qué han hecho en el gobierno Petro?
Post Scriptum:
1. Convocar la Feria de la Transparencia por parte de la alcaldía de Medellín parece el colmo del cinismo o un chiste de mal gusto, pues ya se cuentan por centenares las denuncias por corrupción contra la administración municipal.
2. ¿Será cierto que en diciembre habrá cambios en la estructura de cargos de Epm para atornillar allí la rosca de Quintero?
