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Con el fallecimiento de Nicanor Restrepo Santamaría pierde nuestra sociedad a un gran líder y humanista, dueño de una inteligencia superior y un compromiso sin igual.
Su vida completa es un testimonio de servicio, de respeto por el otro, de independencia, de criterio y libre pensamiento.
Como pionero del Desarrollo Sostenible, cuando apenas se empezaba a hablar de este tema en el mundo, fue capaz de poner en la misma balanza el progreso económico, la necesidad de resolver la inequidad que nos agobia y el cuidado del medio ambiente.
Practicó un liderazgo centrado en lo que más profundamente era, amó a su familia y a los demás y, siguiendo sus convicciones, se acercó sin temor a las fronteras, siempre buscando el bien común.
Siendo un maestro, se dedicó a aprender hasta el último día de su vida.
Mostró con su ejemplo que lo público y lo privado pueden y deben estar cerca, y asumió el poder como una posibilidad de servicio, y en el debido tiempo se alejó de él con discreción y desapego magistral.
Su ejemplo de vida es un legado que nos compromete a todos, para hacer posibles los sueños que él con optimismo, rectitud y tenacidad, siempre persiguió .
