“Él [Donald Trump] siempre me ha llamado Marquito. Tengo que admitir que él es más alto que yo. Mide como 1.88, lo cual me impide entender por qué sus manos son como las de una persona de 1.58 de estatura”, declara Marco Rubio. El precandidato republicano remata: “¿Ustedes saben qué dicen sobre los hombres con manos pequeñas?”. La analogía reviste la sutileza de un ataque nuclear. Ni hablar de la sofisticación argumentativa.
Ayer, Sally Kohn, analista política de CNN, se preguntaba “¿Qué puede hacer Hillary Clinton al respecto?”. Si se abstiene de reírse, caería en la trampa de ser tachada como “feminista furiosa incapaz de aceptar una broma”. El precio lo pagaría en votos. Si accediera a reír, la presión social perpetuaría el problema: “Los...