Por ANA EMILIA SANDOVAL H.
En el preciso momento que elogiábamos el civismo de los paisas al conducir, nuestro visitante rolo pudo ver con nosotros cómo el conductor de una narcocamioneta acosaba a una pobre muchacha que iba en un vehículo perfectamente identificado y señalizado de autoescuela. Al atarván le pareció muy gracioso poner su fafarachera camioneta a acelerar y echar humo para intimidar a la aprendiz. Para acabar de ajustar, los enloquecidos motocicletos y los taxistas que no ponen direccionales en ningún momento nos callaron la boca. Como para no ponernos nunca más a chicaniar con el tráfico ni con los conductores de Medellín....