La pregunta que titula este artículo está presente en las discusiones
y diálogos de millones de chilenos tras conocerse los resultados de la primera vuelta de las elecciones presidenciales, ocurrida el 21 de noviembre con el triunfo de José Antonio Kast del partido Repubicano y Gabriel Boric, de Apruebo Dignidad y que no dejan
de sorprender a muchos ciudadanos y analistas políticos de la región.
Desde Santiago he visto cómo los resultados electorales han estado
marcados por dos factores: la polarización y la volatilidad de los votantes. Un fenómeno que ha estado también presente en otros países, especialmente en los últimos años.
El ex ministro y secretario general de la presidencia entre 1994
y 1996 Gerardo Arraigada, aseguró en una entrevista con el diario El Mercurio que la principal debilidad de Kast es “el anticomunismo salvaje que recuerda la dictadura (de Pinochet)” mientras que el punto flaco de Boric es el “infantilismo revolucionario”.
Se enfrentan así una izquierda que busca construir prácticamente
desde cero un nuevo país, apoyada por un voto generacional (la mayoría de electores de Boric son jóvenes que se sienten representados por las promesas de un líder estudiantil y miembros del llamado movimiento octubrismo,
iniciado justamente con el Estallido Social de 2019) y una derecha que busca recuperar el orden y la confianza en las instituciones tradicionales, cansada de una violencia repetitiva (desde hace dos años casi todos los viernes, hay protestas en la Plaza Italia
-llamada ahora Plaza Dignidad- en el corazón de Santiago, que muchas veces termina en quema de buses, saqueos a farmacias entre otras). Kast también representa a quienes defienden valores como la dignidad de los no nacidos y la familia compuesta por un padre
y una madre.
Otro factor importante (y no exclusivo de los chilenos) es la alta
volatilidad entre los electores. Decisiones apasionadas, intenciones de voto que pueden cambiar al recibir un meme o leer un breve comentario en las redes sociales, resoluciones a última hora, son las que marcan muchas veces al electorado lo que hace que los
resultados sean cada vez más sorpresivos y las opiniones cada vez más divididas.
Ambos factores pueden explicar que Kast, candidato de la derecha
más radical, haya obtenido el porcentaje más alto de votaciones en un país que muestra desde hace dos años de manera explícita su inconformidad con el actual sistema de gobierno, que votó a favor de un cambio de constitución y que eligió como miembros de la
nueva comisión constituyente a una gran mayoría de izquierda.
Y así como fue impredecible el resultado de la primera vuelta, puede
serlo también el de las elecciones del 19 de diciembre. Queda pues esperar que ambos candidatos busquen acuerdos, coaliciones y moderen sus posturas para que puedan trabajar por el bien común más que por ideas apasionadas y cerradas que tienen a Chile tan dividido
y polarizado.