Amable lector. Durante la Primera Guerra Mundial, un batallón de 500 soldados en Francia fue cercado por las tropas alemanas. Por si esto fuera poco, una división de su mismo país, por error, le estaba disparando. La situación no podía ser peor, durante los dos primeros días murieron cerca de 300.
Los que seguían luchando enviaron una paloma mensajera pidiendo ayuda, esta fue abatida por las balas alemanas. Luego, una segunda, que corrió la misma suerte. Solo quedaba una más, llamada Cher Ami (Querida Amiga). Cuando volaba llevando tan urgente y valioso mensaje fue herida por una bala alemana; sin embargo, alcanzó a llegar a su destino.
Gracias al mensaje recibido se salvaron de morir 196 militares. Los médicos que trabajaban con el ejército lucharon por salvarle la vida: lo lograron, pero perdió un ojo y una de sus patas.
Esta paloma había sido donada por colombófilos de los Estados Unidos para servir en Francia. Luego de recuperarse fue enviada de nuevo a su país natal. Los altos mandos militares la despidieron con honores por el bien que hizo.
Un año más tarde murió y reposa en el Instituto Smithsoniano en Washington. Miles de personas han contemplado su figura, que muestra el deterioro que sufrió su cuerpo por salvar a un grupo de soldados que, sin su ayuda, habría muerto. Muchas otras palomas mensajeras recibieron condecoraciones como reconocimiento a la ayuda que prestaron en las dos últimas guerras mundiales.
Las palomas se han identificado como el símbolo de la paz. Sin embargo, ellas, como Cher Ami, pueden dar su vida por salvar a los seres humanos, pero la paz solo se alcanza cuando hay sincera voluntad de hacerlo. Y unos pocos no la quieren.
El próximo jefe de Estado ojalá ponga todo su empeño para que haya menos pobres; para hacer realidad este propósito debe estimular una mayor producción de bienes y servicios, que es el medio más eficaz, por no decir el único, que genera el empleo. Para ello, es imprescindible garantizar la seguridad física y jurídica. En otras palabras, que unos pocos violentos no perturben el normal funcionamiento del país, como ha ocurrido recientemente.
Mientras haya más empleos, tendremos más bienestar y el Estado incrementará sus recursos fiscales. También ayudaría enormemente a que las personas con capacidad económica cancelen sus impuestos según la Ley y no de acuerdo con su capricho, si se les demuestra que a quienes, como el doctor Emilio Tapias y otro montón de delincuentes, viven a cuerpo de rey a costa de los dineros públicos, el Estado les proporciona largas temporadas en cárceles sin que tengan privilegios que otros no tienen.
Como el país necesita de la inversión extranjera, quienes estén interesados en venir acá, si conocen el Estatuto Tributario, seguro que se irán a otros lugares