El comandante de la policía, general Sanabria, dio muestras de fe y de esperanzas sobre el futuro de la patria al ponerla en las manos de Dios. Ha sido criticado por aquellos que dicen defender el derecho a la libertad de opinión y de cultos. Cuando se trata de estos temas, los llamados amigos de las libertades son los más intolerantes.
Para mí, el general tiene toda la razón, los colombianos nos tenemos que poner en las manos de Dios y de las Fuerzas Armadas para salir de la encrucijada en la que nos metieron los votantes y una registraduría torcida. Yo confío en que Dios y las Fuerzas Armadas sigan trabajando por el futuro de la patria y nos liberen del error que cometieron quienes dieron el empujón antidemocrático con la ayuda de la Registraduría.
El país va mal, los colombianos se equivocaron y se dejaron engañar por quien prometió un cambio que nadie sabía de qué se trataba y votaron por ese cambio difuso e incomprensible. Yo, como el general Sanabria, confío en Dios para salvarnos, junto con las Fuerzas Armadas que han sido sacrificadas, pero siguen trabajando por el futuro de la patria y de los colombianos, aun con un costo muy alto al ofrecer sus propias vidas, como ocurrió con los militares sacrificados cobardemente.
“Dios y patria”, frase propiedad de nuestros soldados, es a la que tenemos que apelar para la salvación de Colombia. Quiero manifestar mi apoyo incondicional al General Sanabria y a todas las fuerzas armadas de Colombia. En sus manos está la salvación del pueblo colombiano, con el apoyo del Dios al que el comandante de la policía invoca y con el sacrificio de los miembros de las fuerzas del orden.
Rechazo que, dirigentes y opinadores protesten cuando hay que emplear la fuerza, mientras guardan silencio cuando nuestros soldados y policías son sacrificados vilmente y con prácticas traicioneras como esta última masacre mientras dormían.
Invito a los colombianos para que rodeemos y apoyemos a soldados y policías en el cumplimiento de su deber y protestemos cuando son sacrificados en forma vil y traicionera. Que ese apoyo se haga sentir, que las fuerzas del orden sientan que detrás de ellas hay un pueblo agradecido que las respalda.
La tendencia de este gobierno contra nuestras Fuerzas Armadas se manifestó desde cuando Petro asumió el poder y llamó a calificar servicios a los soldados y policías más antiguos, para entregarles el mando a quienes quería que el ascenso se le debiera a él y no a los propios méritos durante la carrera. Se equivocó el primer mandatario, los nuevos comandantes son leales a la Patria y no a las personas.
Repito mis agradecimientos con quienes se sacrifican por el pueblo colombiano, aunque ese pueblo muestre, con bastante frecuencia, su indiferencia ante los sacrificios de nuestros soldados y policías. Que Dios y la Patria se lo premien.