Muchos creen que un habitante de calle es lo peor de la sociedad. Alejándose de cualquier tecnicismo, si son habitantes en condición de calle o indigentes, y sin llegar a ser despectivos como muchos lo hacen al catalogarlos de desechables, el trato que reciben es de escorias. Qué bajo ha caído la sociedad para llevar la condición humana hasta ese extremo.
Usted podría pensar que ese primer párrafo no es más que una simple reflexión moralista. No es así. Es una realidad con la que se convive especialmente en las grandes ciudades y que a la luz de la gente del común es mejor hacerse los de las gafas ante ellos y dejar que se pudran en su inframundo, peor que el Infierno de la Divina Comedia de Dante.
La semana pasada fue un claro ejemplo de lo...