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Ahorro y disciplina

28 de enero de 2025
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  • Ahorro y disciplina

Por Amalia Londoño Duque - amalulduque@gmail.com

En una conversación que tuve hace poco, un par de amigas aseguraron: “nosotros no vamos a jubilarnos”.

Lo dijeron como si fuera una certeza y a pesar de aportar hoy al sistema de pensiones, una como independiente y la otra como empleada. No es victimismo. Es una realidad: hay una brecha de género en el sistema pensional.

Supongo que ellas se referían a esto.

La brecha inicia en los hogares. Aún hoy, cientos de niñas no acceden a educación secundaria o universitaria porque deben asumir tareas asociadas al cuidado. Las mujeres somos cuidadoras y muchas de nosotras suspendemos nuestro progreso personal por dedicarnos al cuidado de los hijos, de los padres o de otros familiares.

La brecha continúa, cómo no, en el mercado laboral. Según el DANE, mientras que la participación laboral de los hombres supera el 75%, la de las mujeres apenas supera el 51%. El asunto es aún más grave si se trata de mujeres vulnerables, sin educación formal.

Según Antioquia Cómo Vamos, solo en nuestro departamento, las mujeres dedican casi 3 horas más al día en labores del cuidado si las comparamos con los hombres. 180 minutos, más del 30% de una jornada laboral.

En la maternidad –para quienes la vivimos– hay un vacío enorme para la mujer. Este periodo que decidimos vivir muchas de nosotras; desincentiva ascensos, promociones, mejoras salariales y desplaza a muchas mujeres debido a su rendimiento, capacidad laboral y flexibilidades en horarios.

Uno de los mejores momentos de nuestras vidas se convierte en la excusa de algunos jefes para truncar nuestro crecimiento.

La brecha termina de tomar forma cuando pasamos los cincuenta. Lo que para algunos es una “ventaja”, termina siendo un castigo. En Colombia las mujeres se jubilan a los 57 años, mientras que los hombres lo hacen a los 62. Esto, para nosotras, significa años de desventaja en el ahorro, en el patrimonio que construimos para el resto de nuestras vidas, más aún sabiendo que nuestra expectativa de vida es mucho mayor.

¿Qué hacer entonces para disminuir esta brecha?

Algunos países han abierto la conversación alrededor de subir la edad de jubilación e igualarla. Hace poco escuchaba al presidente de Protección, Juan David Correa, y me quedo con dos palabras: “ahorro y disciplina”.

Cómo está el sistema hoy, solo se garantiza el reemplazo del 60% del salario, por eso se hace necesario el ahorro voluntario y constante. Decía Correa que ahorrar el 10% de los ingresos desde los 25 años podría incrementar una pensión en un 43%. Y si bien el palo no está para cucharas –en una situación económica como la actual millones de mujeres no pueden darse el lujo de pensar en el ahorro– es cierto que debemos pensar en cómo hacer del ahorro algo accesible. Algo posible. Esto puede marcar la diferencia de muchas, cuando las energías y el cuerpo no nos den para trabajar.

Aunque el gobierno y las empresas pueden encargarse de equilibrar la cancha y hacer que el sueño de la pensión no sea más difícil para las mujeres, me quedo con el sabio consejo de Correa. Ahorro y disciplina.

“Es que nosotros no nos vamos a jubilar”, dijeron mis amigas. Puede que sí, pero preguntémonos qué podemos hacer para jubilarnos bien, a la altura de lo que trabajamos y pudiendo disfrutar de lo que construimos.

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