Esta frase de Jesús (Mateo 22, 15-21) indica la existencia de dos planos: el de la sujeción a las leyes civiles en el ámbito estatal y el de la obediencia a la autoridad de Dios desde la fe religiosa. No son planos necesariamente opuestos, pero sí distintos y no deben confundirse, como ha ocurrido y sigue sucediendo en los fundamentalismos tanto políticos como religiosos, cuando no se respetan las competencias correspondientes.
Pero esto no quiere decir que la religión no tenga nada que ver con la política. Sí, y mucho, por cuanto reconocer a Dios como el único Señor implica llevar a la práctica la justicia social que la fe exige. Los cristianos y en general los creyentes en Dios que se han negado y se siguen negando a la divinización de los...